El 2025 dejó la muerte de figuras políticas, sociales y empresariales cuyo impacto marcó a Colombia y al mundo, desde crímenes que sacudieron la democracia hasta despedidas por enfermedad y vejez. Desde el Papa Francisco, el Nobel de literatura Mario Vargas Llosa hasta el joven futbolista Diogo Jota, el mundo del deporte, el arte y la cultura perdieron a grandes nombres que dejaron un inmenso legado.
Sin embargo, uno de los hechos más relevantes del año pasado en Colombia fue el fuerte aumento del salario mínimo decretado por el gobierno para 2026. Expertos advierten que esta medida eleva los riesgos inflacionarios, golpea a las pequeñas y medianas empresas, fomenta la informalidad y traslada costos al próximo gobierno.
El mandatario colombiano oficializó el decreto por el cual aumentaba el salario mínimo y el auxilio de transporte para 2026, el cual aplica en todo el territorio nacional pero no a todos los trabajadores. Este incremento, que alcanzó casi un 15%, reabrió el debate económico en el país y encendió alertas por sus posibles efectos en la inflación y el empleo.
Economistas consultados por este medio advierten que el alza salarial podría generar presiones inflacionarias al aumentar los costos de producción y trasladarse a los precios finales. Esto afectaría el poder adquisitivo de los consumidores, especialmente de los sectores más vulnerables.
Asimismo, el fuerte incremento del salario mínimo podría golpear a las pequeñas y medianas empresas, que tienen menor margen para absorber estos aumentos salariales. Esto podría llevar a recortes de personal o a un mayor incentivo a la informalidad, lo cual empeoraría las condiciones laborales.
"Es una medida que tiene buenas intenciones, pero que puede tener efectos contraproducentes si no se acompaña de otras políticas que fortalezcan la productividad y la competitividad de las empresas", señaló el economista Juan Pérez.
Por otro lado, el alto costo de la medida también se trasladará al próximo gobierno, que deberá lidiar con sus consecuencias en materia de inflación, empleo y finanzas públicas. Esto limitará su margen de maniobra para implementar su propia agenda económica.
En resumen, el fuerte aumento del salario mínimo en Colombia para 2026 ha encendido las alarmas entre los expertos, quienes advierten sobre sus potenciales efectos negativos en la inflación, el empleo y la competitividad empresarial. Una medida que, si bien busca mejorar el bienestar de los trabajadores, podría terminar generando más problemas de los que resuelve.
