Colombia ha experimentado una creciente tensión diplomática con Estados Unidos en los últimos años, marcada por acusaciones del gobierno estadounidense que tacha al país suramericano de ser una "máquina de fabricar drogas". Sin embargo, los colombianos se han levantado para rechazar esta injusta estigmatización, defendiendo la dignidad y el trabajo honesto de su pueblo.
La narrativa impulsada por Estados Unidos, que incluso ha calificado al presidente Gustavo Petro como "líder del narcotráfico", contrasta fuertemente con las cifras históricas de incautaciones de cocaína y destrucción de laboratorios durante su mandato. Esto ha generado una profunda indignación en la población colombiana, que considera estas acusaciones como "profundamente injustas" para una nación que, a pesar de las dificultades, está compuesta en su mayoría por personas trabajadoras y honestas.
La corresponsal colombiana que redactó este artículo destaca que, a pesar de los problemas internos que enfrenta el país, como el tráfico de drogas y la violencia, esto no puede servir de base para que Estados Unidos intervenga o utilice como pretexto para derrocar a un gobierno legítimo. Además, señala que el consumo de drogas en Estados Unidos es mucho más normalizado que en Colombia.
Uno de los ejemplos que muestra la verdadera cara de Colombia es el del ingeniero y profesor Kevin Elías Yurgaky, quien lidera el equipo de robótica del Pacífico en Quibdó, y que se ha esforzado durante años para dejar en alto el nombre de su país. Así como Kevin, la corresponsal conoce a muchos jóvenes colombianos que han decidido quedarse en su país y superar los obstáculos a través del trabajo y la disciplina, transformando positivamente su entorno.
Según el politólogo español Juan Carlos Monedero, la actitud radical de la Administración Trump hacia América Latina se debe a una mezcla de megalomanía, desesperación de las élites estadounidenses al ver que el continente ya no les obedece, y el ridículo de no poder cumplir las promesas de campaña. En el caso de Colombia, la frustración de Trump obedece al inesperado cambio de posición política del país, ahora dirigido por el primer presidente progresista, Gustavo Petro, quien ha exigido respeto por la soberanía de Colombia y de la región.
En medio de esta tensión diplomática, el pueblo colombiano parece haber despertado una dignidad colectiva que le permite empezar a liberarse de la dependencia histórica con Estados Unidos y explorar vías de cooperación más justas con otros países. Miles de personas se han manifestado este año en las calles para defender la soberanía de su país, que ya no parece estar dispuesto a ser más el "patio trasero" de otro, ni el centro de la estigmatización por el tráfico de drogas.












