La llegada del Año Nuevo trae consigo un desafío logístico invisible pero monumental para la Región de Valparaíso. Esval, la empresa sanitaria encargada del abastecimiento de agua potable en la zona, informó que para la jornada del 31 de diciembre, fecha que históricamente registra el mayor consumo de agua potable de todo el año, deberá producir cerca de 66 millones de litros adicionales.
Para dimensionar esta cifra, dicho volumen equivale al consumo mensual promedio completo de unos 5.200 hogares. Este incremento responde a la masiva llegada de turistas y los preparativos para la celebración de Año Nuevo en la región.
Según los cálculos de Esval, el momento de mayor exigencia para el sistema el denominado "peak" ocurrirá a nivel regional entre las 19:00 y las 20:00 horas. En ese lapso, la demanda alcanzará un nivel similar al uso simultáneo de 500.000 duchas, poniendo a prueba la infraestructura hídrica de la zona.
El gerente regional de Esval, Alejandro Romero, explicó que el comportamiento del consumo varía drásticamente según la ubicación geográfica. Mientras que en las zonas interiores el horario punta se concentra entre las 18:00 y las 20:00 horas, en el borde costero el consumo se dispara más tarde, específicamente entre las 22:00 y las 23:00 horas, justo antes de los abrazos.
Las proyecciones indican que el Litoral Norte (Papudo, Zapallar, Cachagua) experimentará el alza más radical con un 37,66% extra sobre su promedio anual, seguido muy de cerca por el Litoral Sur (San Antonio a Algarrobo) con un 35,07%. Las ciudades del interior como San Felipe y Putaendo también verán incrementos significativos superiores al 25%, mientras que el Gran Valparaíso (Viña del Mar, Valparaíso, Concón) registrará un aumento más moderado del 13,64%.
Para enfrentar este escenario, la empresa ha dispuesto turnos reforzados en plantas y más de 1.000 controles diarios de calidad del agua. Sin embargo, Romero hizo un llamado urgente a la ciudadanía para cuidar también el sistema de alcantarillado durante las fiestas. El ejecutivo enfatizó la importancia de no arrojar aceites, grasas o restos de comida por el desag e tras la cena de Año Nuevo, ya que estas prácticas provocan obstrucciones graves que pueden terminar en emergencias sanitarias en plena celebración.
