El Gobierno argentino ha puesto en marcha su plan más ambicioso para movilizar los ahorros en dólares que los ciudadanos mantienen fuera del sistema financiero. Con la aprobación de la Ley de Inocencia Fiscal en el Congreso, el objetivo es que los argentinos puedan "depositar dólares en el banco sin que les pidan cosas de más", según lo transmitido por el ministro de Economía, Luis Caputo.
La nueva ley va más allá de lo meramente recaudatorio, buscando dinamizar la economía real al permitir que esos fondos se vuelquen a la compra de autos, inmuebles o equipamiento productivo. Esto representa un cambio de paradigma total en el sistema impositivo argentino.
Bajo este nuevo régimen, el contribuyente ya no presenta su declaración jurada anual, sino que será la propia AFIP quien calcule y determine el impuesto a pagar, liberando al usuario de la gestión administrativa. A cambio, el contribuyente queda "blindado" ante cualquier reclamo por el origen de esos fondos.
Para garantizar el flujo de esta operatoria, el ministro Caputo informó que el Banco Nación ya instruyó a sus sucursales para aceptar estos depósitos sin trabas ni preguntas. "Si un banco privado no los quiere aceptar o pone peros, el Nación avisó que ellos los toman porque tienen la orden política de que esto sea así", explicó el columnista Pablo Wende.
Los límites establecidos para acceder al régimen de Inocencia Fiscal son:
- Personas físicas: hasta $20 millones
- Personas jurídicas: hasta $100 millones
Quienes superen estos montos no podrán ampararse en esta ley y seguirán bajo el régimen general de fiscalización de la AFIP.
Según el análisis del experto Wende, la inflación de diciembre de 2025 cerraría en torno al 2-2,1%, con un acumulado anual del 30%. Para finales de 2026, proyecta un dólar oficial cercano a los $1.800, advirtiendo que el Gobierno no permitirá que el tipo de cambio se atrase respecto a los precios para no perder competitividad por el flamante esquema de bandas cambiarias.
En resumen, la Ley de Inocencia Fiscal representa un cambio de paradigma en el sistema impositivo argentino, buscando movilizar los ahorros en dólares y dinamizar la economía real, con el Banco Nación como garante de su implementación sin trabas.











