Un año para no olvidar en Uruguay. Las investigaciones periodísticas más relevantes de 2025 han destapado una serie de escándalos que sacuden los cimientos de las Fuerzas Armadas del país. Desde el fraude alimentario en la Armada hasta las compras ilegales de tecnología militar iraní, pasando por la persecución a un oficial denunciante, estos casos han puesto en jaque la integridad de la institución castrense.
El fraude alimentario en la Armada: Asados y cortes premium para oficiales
Lo que empezó como una sospecha por 26 remitos fraguados terminó destapando un banquete de irregularidades en la Armada Nacional. Entre 2022 y 2024, mientras los registros contables intentaban ocultar la falta de casi 60 toneladas de carne, la realidad detrás de los cuarteles mostraba una trama mucho más burda: asados, chorizos y cortes premium que nunca llegaron a la tropa, sino que terminaron en parrilladas de oficiales y reuniones privadas. La maniobra, que involucró precios inflados y presiones constantes al personal subalterno para que "no hiciera preguntas", puso bajo la lupa a tres capitanes y a un frigorífico que operaba con una libertad asombrosa. Los testimonios de marineros y los audios que revelan pedidos de "gauchadas" a espaldas de los mandos dejan al descubierto un sistema de corrupción normalizado.
La red transnacional que equipaba al Ejército de Irán
Un edificio en el barrio de Carrasco y una casa en Parque Batlle se convirtieron, de pronto, en puntos clave dentro de un mapa de inteligencia global. Lo que parecía ser una actividad comercial rutinaria terminó bajo la lupa de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos, tras descubrirse una compleja red transnacional dedicada a equipar al Ejército de Irán. En el centro de la polémica, una sociedad anónima basada en Uruguay quedó señalada por facilitar la compra de piezas de helicópteros y tecnología sensible destinada a la producción de misiles y aeronaves militares iraníes. Entre facturas por decenas de miles de dólares y conexiones con Alemania, Turquía y Hong Kong, la investigación reveló una trama de adquisiciones ilícitas que busca evadir sanciones internacionales y que puso el nombre de Uruguay en los radares de Washington.
La persecución a un oficial denunciante
Era 2013 y un joven teniente decidió que no podía callar más. En su unidad, vio cómo se utilizaba personal militar para instalar piscinas privadas, cómo se fabricaban porteras para oficiales de alto rango y cómo camiones del Ejército cruzaban la frontera cargados de contrabando. Nelson Duarte denunció cada una de esas irregularidades esperando justicia, pero lo que recibió a cambio fue una década de humillaciones, traslados y el estancamiento de su carrera. En 2021, volvió a intentarlo con fotos y filmaciones de nuevos casos de corrupción, solo para terminar sancionado con arresto a rigor y la orden de quedarse en su casa sin funciones. A principios de febrero de 2025, el sistema finalmente pareció ganarle la pulseada: a pesar de que sus denuncias resultaron ser ciertas, el Ministerio de Defensa firmó su pase a retiro obligatorio.
Estos casos, que han sacudido la interna militar uruguaya, ponen de manifiesto la urgente necesidad de fortalecer los mecanismos de control y transparencia en las Fuerzas Armadas. La corrupción, los fraudes y las redes ilegales que han salido a la luz cuestionan seriamente la integridad de una institución clave para la defensa y seguridad del país. Será fundamental que las autoridades tomen medidas decisivas para recuperar la confianza de la ciudadanía y garantizar que estos hechos no vuelvan a repetirse.











