Entre curvas, lluvia y motores que se rompen, Jorge Karlo Varela, un joven piloto hondureño, ha ido construyendo un sueño poco común en su país: competir algún día en las pistas más importantes del automovilismo mundial con la bandera azul y blanco en el casco.
Varela, quien actualmente corre en el kartódromo de Cantarranas y en el anillo periférico, ha forjado su talento a base de constancia, disciplina y pasión. A través de sus redes sociales, especialmente en TikTok, comparte sus experiencias y busca apoyo y visibilidad para un deporte que en Honduras aún lucha por abrirse espacio.
"Honduras está acostumbrada a celebrar goles, no vueltas rápidas. El talento existe, pero ha faltado apoyo y visibilidad", expresa el joven piloto.
Su esfuerzo comienza a rendir frutos. Recientemente, Varela fue invitado por el equipo Ram Racing para probar su talento en México, una oportunidad que marca un antes y un después en su carrera deportiva. "Mi posible debut en Fórmula 4 no es solo mi sueño; es una bandera hondureña entrando a otra categoría del automovilismo. Yo no quiero ir solo, quiero llevar al país conmigo", afirma.
Detrás del volante, Varela no está solo. Su padre y su tío, Emmanuel Asfura, han sido pilares fundamentales en su proceso. Aunque no son mecánicos ni entrenadores profesionales, se han convertido en mecánicos expertos, guías y entrenadores de corazón, acompañándolo en cada carrera, cada caída y cada avance.
Emmanuel, además de tío, es su entrenador y uno de sus mayores creyentes. Recuerda que todo comenzó lejos de los reflectores, en un simple parqueo esquivando conos, donde Jorge Karlo se frustraba por los errores. Hubo accidentes, trompos, motores dañados y momentos de duda. Incluso un día, Jorge Karlo estuvo a punto de rendirse. "Me dijo con la voz quebrada: 'Tío, tal vez esto no es para mí'", recuerda Emmanuel.
Pero la historia cambió. Con un chasis viejo, un motor cansado y sin lujos, Varela rompió récords, protagonizó una remontada bajo la lluvia y finalmente llegó la invitación a probar un monoplaza de Fórmula 4 en México. "No es un prodigio perfecto, es un niño que decide seguir aunque duela", afirma su tío.
Hoy, el mayor reto es reunir el presupuesto necesario para dar el salto internacional. Por eso, Jorge Karlo pide el respaldo de los hondureños siguiéndolo, compartiendo su historia y creyendo en su proceso. "Si tú también quieres ver a Honduras en el mapa del deporte motor, hazte parte del equipo", invita.
Su historia aún se escribe vuelta a vuelta, pero ya deja claro que cuando el talento se une con el apoyo familiar y la perseverancia, los sueños también pueden correr rápido.












