En un giro inesperado, el gobierno de Panamá ha ordenado la inmediata restauración del monumento a la amistad entre Panamá y China, el cual fue demolido de forma sorpresiva y sin previo aviso durante la noche. Esta decisión llega luego de que la acción generara fuertes críticas y condenas tanto a nivel nacional como internacional.
Según el comunicado oficial, el Ejecutivo panameño "no comparte la destrucción del elemento cultural ancestral chino en el Mirador del Puente de las Américas, el cual representa a una comunidad con 171 años de presencia en el país istmeño". El documento también repudia el "procedimiento utilizado en nocturnidad, sin diálogo, sin aviso y sin comunicación con los sectores involucrados".
El presidente de la República, José Raúl Mulino, calificó la demolición como una "barbaridad" e "imperdonable", y pidió que se iniciara de inmediato una investigación para esclarecer responsabilidades. Por su parte, la embajadora de China en Panamá, Xu Xueyuan, indicó que el 27 de diciembre de 2022 quedará registrado como "un día ensombrecido" para los aproximadamente 300 mil chino-panameños y para la amistad entre China y Panamá.
El monumento, construido en 2004, se componía de un mirador, un portal y un obelisco que recordaban la llegada de los primeros ciudadanos chinos al país en 1854. Según las autoridades, su demolición se debió a "riesgos estructurales", pero esta versión ha sido ampliamente cuestionada.
En este contexto, el Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá (Ceeap) emitió un comunicado en el que rechaza, repudia y protesta por la "demolición arbitraria, racista, xenofóbica, colonial e imperialista" del monumento, señalando que esta acción es "la materialización de la Doctrina Monroe en su versión trumpista" que busca reafirmar el control de Estados Unidos sobre la región.
La comunidad chino-panameña y personas solidarias con esta causa realizaron una vigilia simbólica en el lugar del monumento, encendiendo velas y utilizando la luz de sus celulares para iluminar el espacio. Este hecho evidencia la importancia que tiene este símbolo para la población de origen chino en Panamá y la profunda conmoción que ha generado su demolición.
Ante este escenario, el gobierno panameño ha dado marcha atrás y ha ordenado la "inmediata restauración del monumento en su mismo lugar, coordinando acciones con la Comunidad China de Panamá y el Ministerio de Cultura". Esta decisión busca reparar el daño causado y reafirmar el compromiso del Estado con la preservación de la diversidad cultural y el respeto a las comunidades que han contribuido al desarrollo de Panamá a lo largo de su historia.
