El telescopio espacial James Webb ha descubierto un exoplaneta del tamaño de Júpiter con una atmósfera sorprendente. A diferencia de los planetas de nuestro sistema solar, este mundo lejano a 750 años luz de la Tierra no presenta una atmósfera dominada por hidrógeno y helio, ni contiene moléculas comunes como agua, metano o dióxido de carbono.
En su lugar, los científicos detectaron una composición rica en helio y carbono, algo nunca antes observado. Aún más asombroso, el planeta parece estar envuelto en nubes de hollín que, a mayor profundidad, se condensan en diamantes.
"Fue una sorpresa absoluta. Nuestra reacción inicial fue preguntarnos qué estábamos viendo", señaló Peter Gao, coautor del estudio y científico del Carnegie Earth and Planets Laboratory.
El exoplaneta, conocido como PSR J2322-2650b, fue detectado por primera vez en 2017 mediante observaciones de radio. Sin embargo, fue el poder infrarrojo del James Webb el que permitió estudiar con detalle su entorno.
Los investigadores consideran que la formación de este mundo no encaja con ningún modelo conocido. Se encuentra a apenas 1,6 millones de kilómetros de su estrella, completando una órbita en solo 7,8 horas. La intensa gravedad del púlsar lo ha deformado hasta darle una forma similar a la de un limón.
"No pudo formarse como un planeta normal. Su composición es completamente distinta", afirmó Michael Zhang, autor principal del estudio.
Tampoco está claro cómo se formaron las nubes de hollín o los diamantes en su atmósfera. Una hipótesis sugiere que, tras enfriarse, el carbono del interior cristalizó y ascendió, pero esto no explica por qué otros elementos quedaron excluidos.
Los científicos esperan que futuras observaciones con el telescopio James Webb ayuden a resolver este rompecabezas cósmico y arrojen luz sobre los procesos que dieron forma a este exótico mundo.
