La ciudad de Homs, en Siria, fue escenario de un ataque terrorista que dejó al menos 8 personas muertas y 20 heridas durante las oraciones del viernes en una mezquita de mayoría alauí. El Ministerio de Salud local informó que una explosión sacudió la mezquita Imam Alí ibn Abitalib, ubicada en la zona de Uadi al Dahab.
Las autoridades sirias condenaron enérgicamente el "cobarde acto criminal" y señalaron que se trató de un atentado con bomba. El Ministerio de Relaciones Exteriores sirio afirmó que el ataque "constituye un flagrante ataque a los valores humanos y morales" y forma parte de "repetidos intentos desesperados de desestabilizar la seguridad y la estabilidad" en el país.
Por su parte, el grupo extremista suní Saraya Ansar al-Sunna reivindicó la autoría del atentado, afirmando que sus "ataques seguirán aumentando y apuntarán a todos los infieles y apóstatas". Este grupo ya había reclamado la responsabilidad de un atentado en una iglesia de Damasco en junio pasado.
Las autoridades sirias condenaron enérgicamente el ataque y reafirmaron su compromiso en la lucha contra el terrorismo en todas sus formas. Sin embargo, este nuevo episodio de violencia religiosa evidencia la persistente inestabilidad que aún aqueja a Siria, a pesar de los esfuerzos por reconstruir el país luego de años de guerra civil.
