El Restaurante Sobrino de Botín, ubicado en el centro de Madrid, acaba de cumplir 300 años desde su fundación en 1725, convirtiéndose en el restaurante más antiguo del mundo en funcionamiento continuo, según el Guinness World Records.
Este emblemático establecimiento ha atravesado tres siglos de historia sin cerrar sus puertas, incluso ante guerras, pandemias y transformaciones sociales que marcaron a España y al planeta. Fundado durante el reinado de Felipe V, Sobrino de Botín ha sido testigo directo de los grandes acontecimientos que definieron la historia española y europea.
Durante la Guerra de la Independencia, cuando las tropas napoleónicas ocuparon Madrid, el restaurante permaneció abierto, ofreciendo comida en condiciones de escasez y conflicto. Más adelante, atravesó las Guerras Carlistas y las convulsiones políticas del siglo XIX, cuando la ciudad era escenario de levantamientos, cambios de régimen y episodios de violencia social.
En el siglo XX, Sobrino de Botín mantuvo su actividad durante la Guerra Civil Española, pese a que uno de sus balcones resultó dañado por metralla. Según relatan descendientes de las familias propietarias, los túneles de la bodega sirvieron de refugio para perseguidos políticos y vecinos durante ese periodo. El restaurante fue además punto de encuentro para periodistas y corresponsales que documentaban el conflicto.
La continuidad del negocio a lo largo de estos episodios refleja la capacidad de adaptación y resistencia de sus responsables, que lograron mantener las puertas abiertas incluso en los momentos más críticos. Además, resistió las consecuencias de las dos guerras mundiales, la posguerra y los años de dictadura, superando crisis económicas, transformaciones sociales y cambios en la gastronomía.
La historia del local está marcada por la tenacidad de dos familias: primero, los Remis, y desde 1930, los González, quienes han transmitido generación tras generación la responsabilidad de mantener vivo el legado. Incluso, la pandemia de COVID-19 volvió a poner a prueba la resiliencia del restaurante, que priorizó la salud de trabajadores y comensales para mantener su actividad.
Durante sus 300 años de historia, Sobrino de Botín ha sido testigo de la profunda transformación urbana y social de Madrid, adaptándose al crecimiento de la ciudad y la llegada de nuevas generaciones de comensales, sin perder de vista su recetario tradicional ni el horno de leña original, encendido de manera ininterrumpida desde 1725.
Entre los visitantes ilustres del restaurante figuran Francisco de Goya y Ernest Hemingway, quienes contribuyeron a consolidar su imagen como un espacio donde la historia y la cotidianeidad se entrelazan. La longevidad del establecimiento se manifiesta en leyendas y relatos que se transmiten entre generaciones, nutriendo su memoria colectiva.
El récord de longevidad, certificado por Guinness World Records, sitúa a Sobrino de Botín como un caso excepcional en la historia gastronómica global. La permanencia del restaurante, a pesar de los desafíos y transformaciones, subraya la importancia de la tradición y la capacidad de adaptación como factores clave para alcanzar este hito.
A tres siglos de su fundación, este local consolida su lugar como testigo vivo de la evolución de Madrid y la gastronomía mundial. El aniversario de 300 años resalta la singularidad de un hecho: el restaurante más antiguo del mundo sigue abierto en el mismo lugar donde fue fundado, superando guerras, pandemias y cambios de época, sin perder su identidad.












