La interrupción del ciclo escolar 2025 por la huelga de maestros en Guatemala ha dejado graves secuelas en el aprendizaje de más de 340 mil estudiantes del sector público, quienes enfrentarán importantes retos para ponerse al día en el 2026.
La disputa entre el Ministerio de Educación (Mineduc) y el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG) provocó el cierre de más de 5 mil escuelas durante 50 días efectivos de clases, entre mayo y agosto del año pasado. Esto generó un serio retroceso en el desarrollo de habilidades fundamentales, especialmente en los grados más bajos.
Según analistas, los niños de primer grado fueron los más perjudicados, ya que el proceso de aprender a leer y escribir se vio abruptamente interrumpido, debiendo prácticamente "comenzar de cero" al regresar a clases. Además, el riesgo de no ser promovidos al siguiente grado supuso un impacto significativo en su trayectoria educativa.
"Entre más pequeños, más les impacta; es decir, los de primero y segundo grado fueron los más afectados porque apenas comenzaban con el proceso de poner atención, de fijar conocimientos, y lo poco que pudieron aprender lo borraron", explicó la analista en educación Ester Ortega.
Para remediar el daño, el Mineduc contrató a 1,400 tutores que brindaron apoyo a los estudiantes hasta finales de noviembre, es decir, más allá del ciclo escolar. Sin embargo, según los expertos, estas medidas resultaron insuficientes para recuperar los aprendizajes perdidos.
La estrategia del Ministerio también incluyó una herramienta técnica para responder ante futuras emergencias educativas. No obstante, las secuelas de la huelga se sumarán a los rezagos generados por la pandemia de COVID-19, lo que representa un enorme desafío para el sistema educativo guatemalteco en el 2026.
Gabriela Castro, coordinadora de la Gran Campaña por la Educación, advirtió que los cierres prolongados de escuelas también afectan negativamente el bienestar socioemocional de los estudiantes, al romper rutinas, hábitos y el vínculo con sus compañeros y la escuela. Esto, a su vez, impacta en el aprendizaje, debilitando habilidades como la atención, concentración y memoria.
El reto para los maestros en el próximo ciclo escolar será iniciar con un diagnóstico exhaustivo de los aprendizajes que cada alumno no logró adquirir durante el 2025. De no hacerlo, advierten los expertos, los estudiantes tendrán dificultades para comprender los nuevos contenidos y avanzar en su formación.
