El gobierno de Donald Trump ordenó el cierre del espacio aéreo sobre Venezuela hace más de tres semanas, dejando varados a miles de venezolanos en el extranjero que no pueden regresar a su país para las fiestas de fin de año.
Esta medida, calificada por el gobierno venezolano como una "amenaza colonialista", ha provocado la suspensión de la mayoría de los vuelos internacionales a Venezuela, dejando solo unas pocas decenas de aviones de las aerolíneas nacionales para transportar a los pasajeros.
La crisis ha afectado a la vasta diáspora venezolana, muchos de los cuales huyeron del país en medio del colapso económico y ahora se ven imposibilitados de reunirse con sus familias. Vanessa Rojas, una venezolana de 37 años que vive en Argentina, lamentó haber tenido que cancelar sus planes de viajar a Venezuela con su hija para Navidad después de dos años de ahorro.
Según fuentes de la industria aérea venezolana, el número de pasajeros que llegan al principal aeropuerto internacional del país se ha reducido a apenas 2.000 personas por semana, una fracción de lo habitual. Algunos miles más llegan a otros aeropuertos, en su mayoría en vuelos chárter desde lugares como Rusia y Polonia.
La medida del gobierno de Trump se enmarca en la creciente presión que ha ejercido sobre el régimen de Nicolás Maduro, a quien acusa de apoyar a grupos de narcotraficantes y de tomar acciones militares en el Caribe. Maduro, por su parte, ha denunciado el cierre del espacio aéreo como una "amenaza colonialista".
La situación ha arruinado los planes navideños de muchos venezolanos, como el caso de Noemi Gómez y su futuro esposo, quienes tuvieron que cancelar su boda programada para el 20 de diciembre en Venezuela. En su lugar, la pareja viajó a República Dominicana.
Ante la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir a continuación, algunos venezolanos en el exterior, como Antonio Balassone en Ciudad de México, expresaron su deseo de un cambio de gobierno, pero sin apoyar una intervención militar. "No quiero guerra", dijo.
A pesar de los nuevos obstáculos, algunos venezolanos han logrado regresar a su país por rutas alternativas, como María Acosta, quien voló de Bogotá a Riohacha, Colombia, y luego cruzó a Venezuela para llegar a su ciudad natal, Valencia. Sin embargo, la amenaza de una posible acción militar ha ensombrecido las fiestas incluso para quienes lograron volver a casa.











