La cadena pública británica BBC ha vivido un año convulso en 2025, marcado por polémicas por un supuesto sesgo editorial que han culminado en un pulso con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien le reclama 5.000 millones de dólares en una demanda por difamación.
Trump alega que la BBC editó de manera engañosa, en un documental de la serie 'Panorama' emitido antes de las elecciones de 2024, un discurso del mandatario del 6 de enero de 2021 en el que él aparecía incitando a una insurrección violenta en el Capitolio. La emisora se disculpó en un primer momento, pero dijo que se defendería de las acusaciones, al concluir que carecen de base legal, argumentando que el programa de 'Panorama' no se emitió en EE.UU. ni impidió al republicano ganar un segundo mandato.
Aunque el conflicto con Trump se perfila como una de las crisis más graves para la BBC, no ha sido la única este año. La cadena también enfrentó cuestionamientos por su cobertura de la guerra en Gaza, la difusión de un concierto con eslóganes antiisraelíes y un enfoque poco preciso en temas de identidad de género.
Mientras sus detractores, en general de sectores conservadores, piden eliminar su financiación pública por considerarla competencia desleal, algunos periodistas del ente denuncian lo que perciben como una campaña de desprestigio para socavar su futuro.
La presión sobre la radiotelevisión pública fue en aumento hasta que el 9 de noviembre dimitieron el director general, Tim Davie, y la jefa de informativos, Deborah Turness. Al día siguiente, el presidente del Consejo de Administración, Samir Shah, admitió un "error de criterio" justo antes de que expirara un ultimátum dado por Trump, pero adelantó que no tenían intención de ofrecer una indemnización.
En medio de la controversia, dimitió uno de los miembros del Consejo, Shumeet Banerji, lo que evidenció fisuras en la gobernanza de la cadena. La dirigente 'tory', Kemi Badenoch, pidió "un cambio en la cultura interna" de la BBC, mientras que el populista Nigel Farage, líder de Reform UK, planteó abolir la tasa que pagan los hogares con televisor para financiar la cadena.
Antes de este escándalo, la BBC ya había sido cuestionada por la emisión de un documental sobre Gaza sin revelar que el niño narrador era hijo de un afiliado a Hamás, y por no detener la transmisión en directo de un concierto del dúo Bob Vylan, en el que el músico cantó "muerte a las Fuerzas de Defensa Israelíes".
El Gobierno laborista salió en defensa de la BBC como servicio público, pero avisó de que debe reformarse, lo que se hará durante la revisión ya iniciada de sus estatutos o Carta Real, que caducan en 2027 y de la que dependerá su futura estructura e ingresos. En esta nueva estructura se ha llegado a plantear la inclusión de publicidad comercial, algo impensable hasta ahora en la cadena.
Con más de un siglo de historia, la British Broadcasting Corporation está en una encrucijada: no solo se enfrenta a la expansión de plataformas como Netflix y a la pérdida de relevancia de la televisión frente a las redes sociales, sino también a un litigio con el líder de la primera potencia mundial.










