La selección de Argentina llega al Mundial 2026 con la posibilidad de ampliar su legendario legado en el fútbol internacional. Como campeona vigente tras la victoria en Catar 2022, la Albiceleste tendrá la oportunidad de defender su corona en Estados Unidos, México y Canadá, un hito que muy pocos han logrado en la historia.
Argentina buscará su cuarto título mundial, lo que la pondría a la par de Alemania y a solo uno de Brasil, el líder con cinco campeonatos. Alcanzar la corona no solamente reforzaría su posición histórica, sino que también consolidaría una generación capaz de ganar en contextos y sedes completamente distintos.
Además, la Albiceleste podría sumar una séptima final, igualando a Brasil y quedando apenas a una de Alemania. Cada acceso al partido decisivo demostraría regularidad y competitividad sostenida en el más alto nivel del fútbol mundial. Con 47 victorias acumuladas en mundiales, cada triunfo en 2026 permitirá escalar posiciones en el ranking histórico de partidos ganados, acercándose a Alemania (68) y Brasil (76).
El Mundial 2026 también le ofrece a Argentina la posibilidad de ingresar a un grupo extremadamente reducido: el de las selecciones bicampeonas del mundo. Hasta hoy, solo Italia (1934 y 1938) y Brasil (1958 y 1962) lograron defender con éxito el título. Repetir la consagración obtenida en Catar 2022 no solo implicaría un nuevo trofeo, sino también un logro histórico que la Albiceleste nunca consiguió y que muy pocos pudieron alcanzar.
Lionel Messi llega al Mundial 2026 con la oportunidad de ampliar su legado histórico. Podría superar la marca de máximo asistidor, con 8, en copas del Mundo y acercarse al récord de goles de Miroslav Klose (16 tantos para el alemán y 13 para Leo), convirtiéndose en un referente absoluto en ambas estadísticas. También tiene en sus manos el récord de mayor cantidad de partidos jugados en mundiales con 26 presencias, algo que reforzaría su estatus como uno de los más grandes de todos los tiempos.
Además, el Mundial representa un hito para Lionel Scaloni: un segundo título lo pondría al nivel de entrenadores legendarios como Vittorio Pozzo, que ganó dos mundiales con Italia en 1934 y 1938. Más allá del récord, reforzaría la identidad de un proyecto que combina resultados, estabilidad y visión a largo plazo.
Cada decisión táctica, cada jugador que llega al torneo, contribuye no solo a la posibilidad de un nuevo título, sino también a la construcción de un legado que podría posicionar a Scaloni como uno de los entrenadores más exitosos del mundo.
La Albiceleste tiene la posibilidad de seguir escribiendo capítulos que quedarán en la memoria de los aficionados y en los libros de historia del torneo.












