Apenas unas semanas después de que un torbellino de ofensiva rebelde tomara el control de Siria, el derrocado dictador Bashar al Asad y su familia huyeron a Moscú, donde han disfrutado de un lujoso exilio bajo la vigilancia de los servicios de seguridad rusos.
Una investigación del New York Times revela detalles sorprendentes sobre la vida de la familia Al Asad en el exilio. Desde opulentos apartamentos en el Four Seasons hasta villas en el exclusivo suburbio de Rublyovka, los Al Asad han conservado una riqueza considerable a pesar de dejar atrás un país en ruinas económica.
Las hijas de la familia, Zein y Sham, han celebrado suntuosos cumpleaños en Dubái, con fiestas en yates privados y compras en marcas de lujo como Herm s y Chanel. Mientras tanto, el exasistente personal de Bashar al Asad fue abandonado en Moscú sin dinero ni documentos.
Según testigos y amigos de la familia, los Al Asad viven bajo estrecha vigilancia de los servicios de seguridad rusos, que les han prohibido hacer declaraciones públicas. Sin embargo, las redes sociales de las hijas han revelado destellos de su lujoso estilo de vida en el exilio.
La investigación del Times muestra cómo, incluso después de la caída de su régimen, la familia Al Asad ha logrado mantener un nivel de vida opulento, mientras que sus antiguos subordinados han sido dejados a su suerte.




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