Apretón de manos: De la Antigua Grecia a la cultura occidental moderna
TEXTO IMAGEN: Apretón de manos, un gesto ancestral de respeto
El apretón de manos es uno de los saludos más reconocidos a nivel mundial, con un origen que se remonta a siglos atrás en diversas civilizaciones antiguas. Este gesto, que consiste en tomar la mano derecha de otra persona como señal de respeto, acuerdo o saludo, ha sido representado en esculturas, relieves y textos a lo largo de la historia, evidenciando su importancia en ceremonias religiosas, compromisos civiles y pactos entre pueblos.
Los registros más antiguos del apretón de manos se remontan al siglo V a.C. en la antigua Grecia, donde el término "dexiosis" se utilizaba para describir este acto. Los griegos lo representaban en esculturas funerarias, simbolizando la conexión entre mortales y divinidades, así como los vínculos de afecto y respeto entre familiares. Investigaciones indican que los ejemplos más antiguos conservados en estelas griegas datan de alrededor del año 420 a.C.
Más allá de la cultura griega, el apretón de manos también formaba parte de las tradiciones de otros pueblos antiguos, como los asirios. En un relieve, se puede observar al rey asirio Shalmaneser III en interacción con un gobernante babilónico, enfatizando la igualdad y el respeto mutuo entre ambos líderes.
Posteriormente, el gesto se expandió y adquirió nuevos significados en diferentes regiones. En América, la comunidad cuáquera desempeñó un papel fundamental en la popularización del apretón de manos, al adoptarlo como un símbolo de igualdad y rechazo a las normas cortesanas.
A lo largo del tiempo, el apretón de manos se ha adaptado a las necesidades y costumbres de cada sociedad, convirtiéndose en un vehículo de bienvenida, respeto y cierre de acuerdos. Su historia revela una continuidad simbólica que conecta a las personas con prácticas ancestrales de encuentro y diálogo, reflejando valores universales de paz, confianza y reconocimiento.
Hoy en día, el apretón de manos conserva su vigencia como un gesto que trasciende culturas y épocas, consolidándose como un símbolo de la capacidad humana para transformar actos sencillos en símbolos compartidos por generaciones.












