En un mundo cada vez más digitalizado, donde la conexión a través de pantallas parece dominar nuestras vidas, un encuentro familiar en este colorido diciembre sirvió como un oasis de magia, imaginación y verdadera conexión. La autora, Elba Chunga de Borja, abogada de Guayaquil, nos comparte las ocurrencias y vivencias de este especial momento.
Chunga de Borja destaca que, si bien el amor es "preciso, imperioso, esencial" en estas fechas, la realidad es que "la gran mayoría de las familias se 'reúnen en singular' estando juntas no comparten, ni departen". Sin embargo, este encuentro familiar fue una oportunidad para hacer un "paréntesis" y disfrutar de manera "graciosa y lúdica", conectándose con la historia de la fe católica.
La dinámica propuesta fue surrealista y fantástica. Cada miembro de la familia debía imaginar o contemplar en sus hogares el nacimiento y todo lo que conlleva esta celebración. Luego, eligieron roles e identidades dentro de este escenario imaginario: una casa mediana con corral, una pequeña para no limpiar mucho, un puente para unir continentes, un lago para descansar, e incluso un castillo para preparar "pócimas sanadoras del cuerpo y espíritu".
Posteriormente, se pusieron en el lugar de los Reyes Magos, eligiendo qué regalo habrían entregado al Niño Jesús. Algunos optaron por el incienso, por su aroma y calma; otros, por el oro, en representación de la realeza. Chunga de Borja, por su parte, eligió llevar "el ung ento sanador y embalsamador del cuerpo, la mirra como sustancia resinosa muy aromática de amplias propiedades medicinales".
Frente al "delirante árbol", los participantes debatieron qué adorno les gustaría ser: una estrella para iluminar la humanidad, las luces para ahorrar en la factura eléctrica, campanas para despertar a la familia, e incluso un "burro alado". Todo esto, en un ambiente de "ameno momento en un descubrir levitado".
Para concluir, Chunga de Borja invita al lector a que, en silencio o en el subconsciente, recuerde y continúe con el bien, la ayuda o el favor que siempre hace, y a su vez, agradezca por todo lo que también recibe. "Anide su quimera, viva su momento lúdico y onírico, bebiendo su chocolate elija usted su dádiva, casita, adorno, personaje, animalito y el porqué. Recuerden que la vida es una utopía", concluye.
Este encuentro familiar navideño se convirtió en un oasis de magia y conexión en medio de la era digital, donde las familias, si bien se reúnen físicamente, a menudo no comparten ni disfrutan plenamente del momento. La invitación de Chunga de Borja es a recuperar esa chispa de imaginación, espontaneidad y disfrute, para que las festividades navideñas recuperen su verdadero significado.
