Un estudio internacional liderado por la Universidad Hebrea de Jerusalén y publicado en Nature Communications reveló que la mayoría de las personas tienden a creer que los demás se sienten emocionalmente peor de lo que realmente están.
Esta distorsión en la percepción de las emociones ajenas, denominada "sesgo de sobrestimación", no solo condiciona la forma en que se interpreta el sufrimiento de otros, sino que también moldea la empatía y la calidad de los vínculos humanos.
El trabajo, dirigido por la profesora Anat Perry y la doctoranda Shir Genzer, en colaboración con el profesor Noga Cohen de la Universidad de Haifa, analizó la percepción emocional de más de 2.800 participantes a través de siete estudios realizados en Israel, Estados Unidos y Reino Unido.
Los resultados muestran que la mayoría de las personas califican las emociones de los demás como más intensas de lo que los propios individuos reportan, especialmente en el caso de emociones negativas como la ira, la tristeza o el miedo. Este sesgo se detectó en diversos contextos, desde mensajes de texto y videos hasta conversaciones en tiempo real, tanto con desconocidos como con parejas sentimentales.
Según los investigadores, la consistencia de este fenómeno en diferentes modalidades y culturas sugiere un mecanismo psicológico universal. Si bien la sobrestimación fue más notoria al percibir a desconocidos que a parejas románticas, incluso en relaciones cercanas persistió la tendencia a sobreestimar las emociones negativas, aunque con menor intensidad.
Lejos de limitarse a un error, este sesgo parece tener beneficios sociales. Quienes perciben las emociones ajenas como más intensas tienden a mostrar mayor empatía y a responder con más apoyo y compasión.
"Solemos pensar que la precisión es la clave para comprender las emociones, pero nuestra investigación sugiere que un poco de sesgo, creer que los demás sienten con más intensidad, puede fomentar la empatía y fortalecer los vínculos sociales", afirmó la profesora Perry.
No obstante, los autores advierten que una sobrestimación excesiva también puede generar malentendidos o distorsionar la percepción de la realidad emocional del otro, especialmente en entornos digitales donde la interpretación es más incierta.
Los investigadores recomiendan explorar cómo varía este sesgo según el tipo de relación y en entornos más naturales, así como combinar autoinformes con medidas fisiológicas para obtener una visión más completa de la experiencia emocional.












