El ritmo de vida que muchos padres imponen a sus hijos es un tema de preocupación para expertos. Según el escritor español José Luis Rozalén Medina, el ajetreado estilo de vida que llevan los niños, con una agenda repleta de actividades extracurriculares, les impide disfrutar de la cotidianidad y aprender a vivir con equilibrio.
Rozalén Medina advierte que, si no se remedia a tiempo, estos jóvenes "no sabrán gozar de la cotidianidad, de la pausa necesaria para saber vivir con equilibrio y buen sentido, y marcharán por la vida queriéndolo todo y ahora".
Este ritmo frenético no solo afecta a los niños, sino también a los adultos. Muchos padres se sienten agobiados, sin tregua, corriendo de un lado a otro sin poder detenerse a disfrutar de los momentos. "Cuando nos detenemos es para darnos cuenta de todas las cosas que aún nos falta hacer. Con este trajín, estamos tocando fondo, tan profundo que el vértigo nos acecha", advierte el texto.
En este contexto, el autor hace un llamado a aprovechar el adviento y la Navidad como un "tiempo oportuno para bajar el ritmo a nuestro trajín, para descansar, para amar, perdonar y pedir perdón". Recuerda que "el tiempo no se detiene, que la vida se nos puede ir en cualquier momento, que los seres que amamos y apreciamos, tampoco duran para siempre".
La exhortación de San Anselmo Obispo, hecha hace más de un milenio, sigue teniendo vigencia en estos días: "Deja un momento tus ocupaciones habituales, entra un instante en ti mismo, apartándote del tumulto de tus pensamientos. Aleja las preocupaciones agobiantes y que te oprimen. Atiende un poco a Dios y descansa en él".
Expertos como Rozalén Medina hacen un llamado a los padres a reconsiderar el ritmo que imponen a sus hijos y a ellos mismos, para poder disfrutar de los momentos de pausa y descanso que son tan necesarios para vivir con equilibrio y buen sentido.
