En un giro significativo en la política de defensa de Venezuela, el ministro de la Defensa, General en Jefe Vladimir Padrino López, ha anunciado una reestructuración de los Cuerpos Combatientes con el objetivo de integrarlos formalmente en todos los sectores productivos del país. Esta medida, según las autoridades, busca garantizar la continuidad operativa y la seguridad de las unidades de trabajo.
Padrino López instruyó la actualización inmediata del registro de estas unidades, enfatizando que "toda empresa, pública o privada, tenga su unidad para garantizar la producción y también para defenderla". Esta labor es considerada una "tarea estratégica" para el Estado venezolano.
La reestructuración de los Cuerpos Combatientes se enmarca en el "Sábado de Milicia", una iniciativa del gobierno para fortalecer la presencia militar en la sociedad. El ministro vinculó este movimiento con la necesidad de proteger el modelo político e independentista de Venezuela frente a presiones externas, afirmando que la postura soberana del país genera tensiones con intereses internacionales que buscarían influir en la administración nacional.
"Mientras aquí en Venezuela haya un proyecto antioligárquico, vamos a tener la bota del imperialismo sobre nosotros, porque querrán someternos por su arrogancia y prepotencia", declaró Padrino López, destacando la importancia de la "fuerza espiritual" en los integrantes de la milicia para el cumplimiento de sus deberes.
Además, el ministro dedicó un espacio para rechazar la estigmatización de los venezolanos en el extranjero, calificando de injusta la vinculación de los migrantes con actos criminales y ratificando la vocación de trabajo del pueblo venezolano.
Con estas medidas, el Ministerio de la Defensa busca materializar lo que denominó un "proceso constituyente en la fábrica y el territorio", orientado a enfrentar intervencionismos y consolidar el control productivo desde la organización cívico-militar.
La reestructuración de los Cuerpos Combatientes y su integración a los sectores productivos representa un paso más en la estrategia del gobierno venezolano de fortalecer su control sobre la economía y la sociedad, en un contexto de tensiones geopolíticas y presiones internacionales.










