La apacible playa de Bondy, en Sídney, Australia, fue escenario el domingo de una brutal matanza impulsada por el odio y el fanatismo antisemita. Mientras centenares de personas celebraban la primera noche de Hannukah, dos hombres abrieron fuego indiscriminadamente, dejando un saldo de 15 muertos y 27 heridos.
La Policía logró abatir a uno de los atacantes e identificar al otro, un joven de 24 años que habría sido radicalizado por la ideología del Estado Islámico. Según las autoridades, este ha sido el peor ataque de este tipo en Australia en las últimas tres décadas.
El único acto heroico de la jornada fue protagonizado por Ahmed al Ahmed, un inmigrante sirio de 43 años que, a riesgo de su vida, se abalanzó sobre uno de los atacantes para evitar que siguiera asesinando a más inocentes.
Lamentablemente, este hecho luctuoso no es un hecho aislado, sino parte de una cadena creciente de amenazas y agresiones contra la población judía alrededor del mundo, exacerbadas desde los brutales ataques de Hamás contra Israel en octubre de 2023 y las devastadoras represalias del gobierno israelí en Gaza.
En los últimos meses, se han registrado otros ataques antisemitas en países como el Reino Unido, Alemania y Canadá, lo que refleja el preocupante aumento del odio y la intolerancia hacia la comunidad judía a nivel global.
Expertos señalan que el antisemitismo suele estar alimentado por la intolerancia, la ignorancia de la historia, los prejuicios y la desinformación, factores que pueden llevar a personas a cometer actos criminales y violentos.
Ante este escenario, las autoridades y la sociedad en su conjunto deben redoblar esfuerzos para combatir el antisemitismo y cualquier otra forma de odio, a través de la educación, la denuncia y la vigilancia constante. Solo así podremos evitar que tragedias como la ocurrida en Bondy Beach vuelvan a repetirse.










