Aunque diciembre marca el inicio de la estación seca en Costa Rica, en las últimas semanas se han registrado lluvias algunas fuertes y episodios de nubosidad que han llamado la atención de los costarricenses. Ante este fenómeno, expertos del Centro de Investigaciones Geofísicas de la Universidad de Costa Rica (UCR) han explicado los factores climáticos globales que están influyendo en estas condiciones inusuales.
Según el investigador Rodrigo Castillo, la combinación de sistemas polares debilitados, condiciones tipo La Niña y la dinámica de los vientos alisios son los principales responsables de las lluvias registradas durante la época seca en el país.
"Estamos viendo la interacción de sistemas globales que, aunque se originan lejos del país, terminan influyendo en nuestro clima", señaló Castillo. Uno de los factores clave es el debilitamiento simultáneo del vórtice polar ártico y del vórtice polar antártico, lo que facilita la liberación de masas de aire frío hacia latitudes más bajas, aumentando la frecuencia de frentes fríos que ingresan al Golfo de México y al mar Caribe.
Paralelamente, el comportamiento negativo de la Oscilación Ártica y la Oscilación Antártica, indicadores climáticos que permiten anticipar cambios en la precipitación, también han favorecido un clima más intermitente y condiciones propicias para lluvias aisladas.
Aunque oficialmente no se ha declarado una fase La Niña, el Pacífico central presenta temperaturas más frías de lo normal, lo que debilita el chorro subtropical que cruza México, eliminando un "bloqueo natural" que normalmente limita la entrada de frentes fríos hacia el sur. Bajo esta configuración, los frentes fríos pueden ingresar con mayor recurrencia, aumentando la nubosidad y las lluvias ocasionales, principalmente en el Caribe y la Zona Norte del país.
Según los análisis del Centro de Investigación de la UCR y modelos internacionales, se espera que este patrón climático intermitente se mantenga durante diciembre y parte de enero, con alternancia entre días estables y episodios de nubosidad o lluvias aisladas. El cambio más marcado hacia condiciones secas se proyecta para febrero, cuando las influencias tipo La Niña comiencen a debilitarse y los vórtices polares recuperen fuerza.
Otro factor relevante es la temperatura cálida del océano Atlántico, que favorece una alta evaporación que luego es transportada por los vientos alisios hacia la región, contribuyendo a la mayor cobertura nubosa sobre los mares circundantes y a las lluvias dispersas que pueden alcanzar territorio costarricense.
Incluso, no se descarta la posibilidad de la formación de un ciclón subtropical en el Atlántico norte, un fenómeno poco común para esta época del año pero posible bajo las condiciones climáticas actuales.












