El magnate mexicano Carlos Slim Helú, considerado uno de los hombres más ricos del mundo, posee una fortuna que desafía la imaginación. Su patrimonio de $113.000 millones, según el último reporte del Bloomberg Billionaires Index, no solo es la mayor riqueza de Latinoamérica, sino que supera el Producto Interno Bruto (PIB) anual de varias naciones de la región.
Si esta cuantiosa suma se repartiera de forma equitativa entre los 5,2 millones de habitantes de Costa Rica, cada costarricense recibiría un cheque individual de aproximadamente $21.709, una cantidad que equivaldría a unos 10.964.141,41. Para una familia promedio de tres personas, esto representaría un monto conjunto de $65.127 ( 32.892.424,24), lo que les permitiría liquidar deudas hipotecarias o adquirir una vivienda de clase media.
Sin embargo, los expertos advierten que la inyección masiva de este capital a la economía local provocaría una hiperinflación que, paradójicamente, empobrecería a la población y colapsaría el sistema económico del país. Esto se debe a que el aumento repentino de la masa monetaria en circulación, sin un incremento proporcional de la oferta de bienes y servicios, desataría una espiral inflacionaria que haría que los precios se disparen de forma vertiginosa.
En un entorno de estabilidad de precios como el actual en Costa Rica, donde la inflación ha sido baja o incluso negativa, la población confía en que su poder adquisitivo se mantenga relativamente constante. Pero ante un escenario de hiperinflación, los ciudadanos perderían rápidamente la confianza en la moneda nacional, lo que llevaría a un caos económico y al empobrecimiento generalizado.
Por lo tanto, si bien la fortuna de Carlos Slim es impresionante y supera el PIB de varias naciones latinoamericanas, su inyección directa a la economía costarricense tendría consecuencias devastadoras, según los expertos.
