El Telescopio Espacial James Webb se consolidó como la mayor herramienta de exploración astronómica jamás construida durante el 2025, produciendo imágenes impactantes que ampliaron el conocimiento científico.
A lo largo del año, el observatorio de la NASA y la Agencia Espacial Europea capturó una serie de registros que aportaron datos y hallazgos clave sobre el nacimiento de estrellas, la evolución de galaxias y los procesos que dieron forma al universo temprano. La visión infrarroja del telescopio permitió estudiar regiones ocultas durante décadas.
La primera imagen clave de 2025 correspondió a la Nebulosa de la Araña Roja, donde el Webb mostró con una nitidez inédita los lóbulos de gas expulsados por una estrella similar al Sol en sus etapas finales. La luz infrarroja permitió identificar moléculas de hidrógeno y chorros de gas ricos en hierro ionizado, confirmando que la muerte estelar fue un proceso dinámico y violento.
La segunda imagen destacó un chorro protoestelar colosal en las afueras de la Vía Láctea. Impulsado por una estrella joven con una masa diez veces mayor que la del Sol, el flujo de gas se extendió unos ocho años luz, respaldando la teoría de que incluso las estrellas masivas se forman a partir de discos estables.
En la tercera imagen, la Nebulosa de la Mariposa quedó expuesta mediante la combinación de datos del Webb, el Hubble y el radiotelescopio ALMA. El registro reveló un toroide denso de gas y polvo que dio forma a sus dos lóbulos característicos, explicando la simetría y complejidad de esta nebulosa planetaria.
La cuarta observación ofreció la evidencia más firme hasta ahora de un planeta gigante alrededor de Alfa Centauri A, demostrando la capacidad del Webb para estudiar sistemas brillantes y cercanos. "Cualquier exoplaneta encontrado nos brindaría la mejor oportunidad para recopilar datos sobre sistemas planetarios distintos del nuestro", afirmó el astrónomo Charles Beichman.
La quinta imagen revisó el legendario campo ultraprofundo del Hubble. Tras casi cien horas de observación, el Webb reveló miles de galaxias distantes, muchas ocultas hasta entonces por el polvo, y permitió reconstruir cómo crecieron las primeras estructuras del universo a lo largo de miles de millones de años.
En sexto lugar, el telescopio captó la galaxia del Sombrero en infrarrojo cercano por primera vez con este nivel de detalle. El anillo exterior apareció fragmentado en cúmulos complejos y se identificaron miles de cúmulos globulares con composiciones químicas diversas, lo que reforzó la hipótesis de antiguas fusiones galácticas.
La séptima observación se centró en la nebulosa planetaria NGC 1514, cuya imagen infrarroja media más detallada hasta ahora reveló anillos definidos y estructuras internas complejas, explicadas por la presencia de un sistema estelar doble en su núcleo.
El octavo registro correspondió al tornado cósmico HH 49/50, donde la imagen permitió rastrear moléculas de hidrógeno, monóxido de carbono y granos de polvo energizados por un chorro protoestelar que avanzó a cientos de kilómetros por segundo.
Estos y otros hallazgos del Telescopio Espacial James Webb durante 2025 han consolidado su posición como el observatorio espacial líder del mundo, ampliando nuestro conocimiento sobre la historia y evolución del universo.












