El presidente del Estado, Rodrigo Paz Pereira, anunció recientemente una serie de medidas económicas que incluyen el incremento del precio de la gasolina y el diésel, así como el aumento del salario mínimo nacional a Bs 3.300. Según el economista Juan Fernando Subirana, estas decisiones tendrán un fuerte impacto en la economía cotidiana de los bolivianos.
El analista señaló que el aumento de los combustibles era una promesa de campaña y forma parte de la estrategia del Gobierno para intentar contener un déficit fiscal que ya supera los dos dígitos del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, advirtió que estas medidas traerán un efecto inflacionario, ya que el incremento del costo de los combustibles se traslada rápidamente al transporte, a la producción y, finalmente, al consumidor.
Respecto al incremento del salario mínimo, Subirana expresó su preocupación por las consecuencias que podría generar en el sector privado. A su criterio, la medida afectará de manera negativa a las pequeñas y medianas empresas (pymes), así como a emprendimientos y negocios que operan con márgenes reducidos, ya que representa un mayor costo laboral que puede convertirse en un freno al desarrollo y al crecimiento empresarial.
El economista concluyó que, si bien las medidas buscan un equilibrio fiscal y social, su aplicación deberá ir acompañada de políticas complementarias que mitiguen el impacto inflacionario y eviten una mayor presión sobre el aparato productivo del país.









