A casi tres semanas de la explosión de un picop cargado con pólvora en San Pedro Carchá, Alta Verapaz, Guatemala, se confirmó la muerte de dos niños, mientras que otros cuatro fueron trasladados a hospitales especializados en Estados Unidos para recibir tratamiento por quemaduras graves. Dos menores más continúan internados en el Hospital Roosevelt, en condición estable.
Tras el estallido, que dejó 12 personas heridas, seis niños fueron trasladados en estado crítico al Hospital Roosevelt, en la ciudad de Guatemala. De ellos, cuatro fueron remitidos posteriormente a centros médicos especializados en Estados Unidos, donde continúan su tratamiento por quemaduras de tercer grado.
El pediatra Ricardo Menéndez confirmó que los pacientes trasladados al extranjero requerían implantes de piel, ya que las quemaduras comprometieron áreas vitales, incluidas las vías respiratorias. Menéndez explicó que el Plan Belén permitió coordinar con entidades humanitarias el envío de los menores a EE. UU., mientras que otros continúan hospitalizados en el Roosevelt, en condición estable.
Entre los lesionados que atienden en la Pediatría hay casos de niños heridos por la explosión de morteros, como uno registrado en Chiquimula, que ya es investigado por el Ministerio Público.
En el caso de San Pedro Carchá, las autoridades mantienen abiertas las investigaciones para establecer si el transporte de explosivos contaba con autorización del Ministerio de la Defensa, pues está prohibido trasladar ese tipo de material sin permisos oficiales.
La tragedia ha conmocionado a Guatemala y ha puesto en evidencia la necesidad de reforzar las medidas de seguridad y control en el transporte de materiales peligrosos, especialmente cuando involucran a menores de edad. Las familias de las víctimas reciben el apoyo de la comunidad y de las autoridades, quienes trabajan para esclarecer las circunstancias del accidente y evitar que hechos similares vuelvan a ocurrir.












