La Plaza Bolívar de Caracas es mucho más que un simple espacio público. Es un lugar cargado de historia, donde se han gestado momentos cruciales para Venezuela y toda Latinoamérica. Desde el primer paso hacia la independencia venezolana en 1810 hasta las reafirmaciones del legado bolivariano, esta plaza ha sido escenario de eventos que han marcado el devenir de la región.
La plaza, conocida también como Plaza Mayor, Principal, de Armas o del Mercado, ha sido testigo de la lucha por la libertad y la unidad latinoamericana. En 1874, con el sonido de los cañones y el repique de las campanas, adquirió su nombre definitivo: Plaza Bolívar de Caracas. Allí, la imponente estatua ecuestre de Simón Bolívar, el Libertador de América, se alza como un símbolo de la aspiración de unidad que él mismo encarnó.
Más que una simple plaza, la Plaza Bolívar de Caracas se ha convertido en un reflejo de Nuestra América. Ha sido escenario de ejecuciones, derrotas, victorias, días aciagos, fiestas, rebeliones y reafirmaciones. Y desde que Bolívar, en su siembra, "se ha ido a vivir" allí, no se funda ni se trabaja en la región sin que su impronta esté presente.
El Libertador no le pertenece solo a Venezuela, sino a todos los pueblos que ayudó a liberar: Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. De hecho, plazas Bolívar se han fundado en todos los estados de la nación sudamericana y en otros países del mundo, donde se convierten en un recordatorio de la necesidad de la unidad latinoamericana frente a las amenazas imperialistas.
La Plaza Bolívar de Caracas es, en definitiva, un espacio cargado de significado, donde se ha escrito y se sigue escribiendo la historia de la lucha por la independencia y la integración de Latinoamérica. Es un lugar que evoca el legado de Simón Bolívar y que se erige como un faro de resistencia y unidad para todos los pueblos de Nuestra América.










