Según datos oficiales, más de 700,000 niñas y niños se encuentran trabajando en Perú, principalmente en actividades agrícolas y rurales. Esta alarmante cifra evidencia la grave problemática del trabajo infantil que persiste en el país.
El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) presentó recientemente la intervención que ejecutó en el Centro de Interpretación del mirador Centro Histórico Cultural Asháninka Yánesha, ubicado en el Pueblo con Encanto de Oxapampa, en la región Pasco. Sin embargo, esta acción puntual no logra abordar de manera integral la compleja situación del trabajo infantil en el Perú.
Según especialistas, el trabajo infantil es un fenómeno multifactorial que se ve influenciado por la pobreza, la falta de acceso a la educación, las brechas de género y la informalidad laboral, entre otros factores. Lamentablemente, muchas familias en situación de vulnerabilidad se ven obligadas a enviar a sus hijos a trabajar para complementar los ingresos del hogar.
"El trabajo infantil priva a los niños de su infancia, su potencial y su dignidad, y es perjudicial para su desarrollo físico y mental", afirma un experto en derechos de la niñez. Además, el trabajo infantil perpetúa el ciclo de la pobreza y limita las oportunidades de desarrollo de los menores.
Para hacer frente a esta problemática, se requiere una estrategia integral que involucre a diversos actores, desde el Estado hasta la sociedad civil. Esto implica fortalecer los programas de protección social, mejorar el acceso a la educación, generar oportunidades laborales dignas para los adultos y concientizar a la población sobre los derechos de la niñez.
Solo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido podremos erradicar el trabajo infantil en Perú y garantizar a todos los niños y niñas un futuro lleno de oportunidades.











