El consumo en Estados Unidos se encamina a romper un récord histórico durante la temporada navideña de 2025. De acuerdo con las previsiones de la National Retail Federation (NRF), las ventas minoristas de noviembre y diciembre alcanzarán por primera vez una cifra superior al billón de dólares, con un rango estimado de entre USD 1,01 y USD 1,02 billones. El avance proyectado, de entre 3,7% y 4,2% interanual, confirma la resiliencia del consumidor, incluso en un entorno marcado por inflación persistente y tensiones económicas.
Este pronóstico se publica en un contexto atípico, condicionado por el cierre del gobierno federal más extenso registrado en el país, una situación que ha interrumpido durante más de un mes la difusión de estadísticas oficiales clave, como empleo y ventas minoristas. Aun así, los modelos económicos de la NRF apuntan a que el impulso del gasto privado se mantendrá como uno de los principales motores de la economía estadounidense.
El cierre gubernamental ha tenido efectos visibles en la actividad económica, especialmente en los ingresos del sector privado y en la confianza de los consumidores. Mark Matthews, economista jefe y director ejecutivo de investigación de la NRF, advirtió que, si bien parte del gasto podría recuperarse tras la reapertura del gobierno, existen problemas de fondo que no desaparecerán con facilidad. Entre ellos, sobresale la creciente brecha entre hogares de altos y bajos ingresos, impulsada por diferencias en el crecimiento salarial y en la capacidad de consumo.
La estimación de la NRF se apoya en variables como el gasto de los consumidores, el ingreso disponible, el empleo, los salarios y la inflación, además de datos históricos de ventas minoristas. El cálculo excluye rubros como automóviles, gasolina y restaurantes, con el objetivo de reflejar de forma más precisa el desempeño del comercio minorista tradicional.
Según la federación, la temporada navideña representa cerca del 19% de las ventas anuales del sector, aunque para algunos comercios este periodo concentra una proporción mucho mayor de sus ingresos. En términos macroeconómicos, el consumo privado sigue siendo un pilar central, al aportar alrededor del 70% del producto interno bruto de Estados Unidos.
Matthew Shay, presidente y director ejecutivo de la NRF, señaló que el comportamiento de los compradores ha sido mejor de lo anticipado, aunque cada vez más cauteloso. Los consumidores priorizan promociones y comparan precios, lo que modera el ritmo de crecimiento. "Estamos observando un comportamiento y una participación realmente positivos por parte de los consumidores. En justicia, eso ha sido algo sorprendente", afirmó Shay a los periodistas, según recogió la agencia Associated Press.
Otras consultoras coinciden en que el crecimiento continúa, pero a un ritmo más moderado. Mastercard SpendingPulse estima un avance del 3,6% entre el 1 de noviembre y el 24 de diciembre, mientras que Deloitte proyecta un aumento de entre 2,9% y 3,4% para el periodo que se extiende hasta finales de enero. En el comercio electrónico, Adobe calcula que las ventas en línea llegarán a USD 253.400 millones, un alza del 5,3%, menor al crecimiento observado el año anterior.
El análisis conjunto de la NRF y de otras entidades revela cambios en los hábitos de consumo: mayor sensibilidad a los descuentos y menos gasto en salidas a restaurantes. Matthews reconoció la complejidad del escenario actual al señalar que "hacer previsiones es cada vez más difícil en este entorno".
La desigualdad en el crecimiento del gasto se ha profundizado. Datos de Bank of America muestran que los hogares de menores ingresos apenas incrementaron su consumo 0,6% interanual en septiembre, frente a un 2,6% en los hogares con mayores recursos. Esta diferencia se ve reforzada por un crecimiento salarial más acelerado en los estratos altos, lo que deja a los sectores más vulnerables con menor margen para absorber el aumento de precios.
A ello se suma el impacto de los aranceles. Según Bank of America, los consumidores asumen entre el 50% y el 70% de esos costos, proporción que podría aumentar. Los economistas Stephen Juneau y Aditya Bhave advirtieron: "Creemos que hay pruebas abrumadoras de que los aranceles han elevado la inflación para los consumidores".
En paralelo, miles de despidos anunciados por empresas estadounidenses, vinculados a mayores costos operativos, cambios en los patrones de consumo y un mayor uso de inteligencia artificial, han llevado a los minoristas a moderar la contratación de personal temporal para la campaña navideña. Todo ello configura una temporada histórica en cifras, pero más contenida en su dinamismo.










