En un clima de creciente violencia e inseguridad, comerciantes de Guayaquil, Ecuador, han sido víctimas de una ola de extorsión y amenazas por parte de grupos delictivos. Dos casos recientes ponen de manifiesto la grave situación que enfrentan los empresarios locales.
El primer caso involucra a un ciudadano que se acercó a la Fiscalía del Cuartel Modelo para denunciar que fue víctima de extorsión el pasado 12 de diciembre. Según consta en la denuncia, dos hombres en motocicleta llegaron al establecimiento y entregaron un panfleto extorsivo, exigiendo el pago de 20.000 dólares "para comprar fusiles", de lo contrario amenazaban con atentar contra la vida del denunciante o de sus familiares.
El mensaje, redactado en tono amenazante, indicaba que los responsables conocían los movimientos del comerciante, la ubicación de sus locales y los lugares que frecuentaba su familia. Incluso advertían que, de no recibir respuesta en cuatro horas, podrían ejecutar ataques armados o colocar explosivos en sus propiedades.
Por su parte, un comerciante del sur de Guayaquil también denunció ante la Fiscalía haber sido víctima de amenazas extorsivas en los últimos meses. Según su testimonio, las intimidaciones se intensificaron y culminaron con un acto intimidatorio armado frente a su local de venta de carnes y embutidos.
El afectado relató que hace aproximadamente dos meses comenzó a recibir mensajes a través de WhatsApp, en los que supuestos integrantes de una estructura delictiva exigían 2.500 dólares a cambio de "dejarlos en paz". De no acceder, advertían que atentarían contra sus locales comerciales, secuestrarían a miembros de su familia e incluso amenazaban con asesinarlos.
Estos casos se suman a una serie de hechos similares reportados en distintos sectores de Guayaquil, donde los comerciantes han alertado sobre amenazas extorsivas acompañadas de panfletos, llamadas telefónicas y mensajes intimidatorios.
Ante esta situación, los afectados han solicitado a la Fiscalía que inicie las investigaciones correspondientes y que sus casos sean derivados de manera urgente a la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase), además de solicitar protección policial debido al peligro inminente que enfrentan.
La ola de extorsión y amenazas que azota a los comerciantes de Guayaquil refleja la grave crisis de seguridad que atraviesa Ecuador, donde la violencia de los grupos delictivos ha escalado a niveles alarmantes. Estas denuncias ponen de manifiesto la necesidad urgente de implementar medidas efectivas para proteger a los empresarios locales y combatir la delincuencia organizada que amenaza el desarrollo económico de la ciudad.
