Nem Rayan, nem Vegetti e nem Philippe Coutinho. O grande trunfo do Vasco na final da Copa do Brasil, contra o Corinthians, é Léo Jardim. No caminho até a final, o arqueiro cruz-maltino se destacou ao defender uma série de penales, tornando-se o grande responsável pela classifica o do Vasco.
Assombrado por un histórico recente de eliminaciones precoces en la Copa de Brasil, el Vasco da Gama logró dar vuelta la página el año pasado y volvió a ser competitivo en el torneo. Y no es exagerado decir que el portero Léo Jardim es el mayor responsable de esto.
De las 11 clasificaciones del Vasco a las rondas finales de la Copa de Brasil entre 2024 y 2025, seis se definieron en la tanda de penales. Y en todas ellas, el Vasco avanzó porque Léo Jardim detuvo los disparos de los rivales. En total, el arquero defendió 9 penales.
Así como lo hizo con John Kennedy y Canobbio en la última eliminatoria, el domingo pasado Léo Jardim definió los cuartos de final contra el Botafogo al detener el disparo de Alex Telles. Antes, en la tercera fase, ya había interceptado tres penales (de Neto Paraíba, Thales Oleques y Allan Godói, del Operário de Paraná).
En 2024, Jardim brilló en los cuartos de final al detener, una vez más, un penal de Agustín Canobbio (que en ese momento jugaba para el Athletico). El portero ya había demostrado su talento en este tipo de definiciones en la tercera fase, contra el Fortaleza, cuando contuvo el penal de Kervin Andrade; y también en la segunda fase, contra el Água Santa de S o Paulo, cuando atajó el de Robles.
"Es mucho trabajo, mucha concentración. Es tratar de estar lo más equilibrado posible para poder tomar buenas decisiones. Hay muchas cosas involucradas. Pero me alegro de poder ayudar una vez más. Y tengo que resaltar el trabajo de todo el equipo, de todo el cuerpo técnico. Realmente era un sueño poder llegar a esta final", comentó el arquero tras la clasificación.
Desde que llegó al Vasco en 2023, Jardim ya ha participado de 7 tandas de penales. La única en la que no salió victorioso fue precisamente la primera, en su año de debut en el club, también por la Copa de Brasil. En esa ocasión, los jugadores del Vasco Pedro Raúl y Orellano desperdiciaron sus tiros, y el ABC de Natal se clasificó en pleno San Januario al ganar 6-5 en los penales. Jardim no pudo hacer ninguna atajada. Pero esa sería la última vez que eso le ocurriría.
Antes de llegar a San Januario, el arquero paulista de 30 años nunca había experimentado la alegría de salir victorioso en una tanda de penales. Sólo había participado de una - y perdido - en 2020, con el Lille de Francia.
Revelado por el Gr mio, Léo Jardim ya había vivido desde el banco de suplentes la frustración de ser eliminado en los penales. Fue en la sorprendente caída ante el Novo Hamburgo, en las semifinales del Campeonato Gaúcho de 2017; y ante el Cruzeiro, en la Copa de Brasil del mismo año.
Aquella noche, Jardim vio desde el banco cómo el entonces arquero del Cruzeiro, Fábio, se erigió como el héroe de la noche al detener el disparo de Luan. Ocho años después y en la misma competición, los dos tendrían un duelo particular en el Maracaná. Pero el protagonismo quedó del lado del arquero del Vasco.
"Fábio es un gran arquero. Soy un gran admirador de su trabajo, de su persona, soy fanático. Entonces, poder participar de una definición por penales contra él, poder actuar contra Fábio y contra otros grandes arqueros para mí es un honor, un privilegio. Trato de trabajar mucho para poder ponerme a la altura de ellos y poder ayudar siempre al Vasco", afirmó Jardim.
Juntos, el arquero y el Vasco cambiaron sus historias en las definiciones por penales. El club venía de un desempeño mediocre: había ganado en 3 oportunidades y perdido en otras 3 en los 10 años anteriores. Después de la frustración en la primera ocasión, ninguno de los dos volvió a perder.
Esta efectividad hará que el Vasco vuelva a disputar una final de competición nacional después de 14 años. Y el arquero Léo Jardim ganó los reflectores y cambió de nivel. Hoy es visto como uno de los mejores en su posición en el país.












