La entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado ha sido un hito de gran significación para la lucha que libra Occidente frente a las corrientes que han animado, durante tres décadas, la deconstrucción y el descreimiento democrático. La ejemplaridad de Machado es ahora un símbolo mundial para el renacimiento de la democracia.
El presidente del Comité Noruego, J rgen Watne Frydnes, declaró que "la paz y la democracia no pueden separarse sin que ambas pierdan sus significados. La paz duradera requiere un Estado de derecho, la participación política y el respeto por la dignidad humana". Afirmó que "la democracia no es un lujo prescindible" y que "es trabajo arduo, es acción y negociación. Es una obligación viva, pues sus instrumentos son los instrumentos de la paz".
Frydnes destacó que los regímenes autoritarios, como el de Maduro en Venezuela, han aprendido unos de otros, compartiendo tecnologías y sistemas de propaganda para hacerse más robustos y brutales. Advirtió que "cada vez más países, incluso aquellos con una larga tradición democrática, están derivando hacia el autoritarismo y el militarismo" debido al debilitamiento del respeto a la dignidad del votante.
La entrega del Nobel a Machado reconoce su empeño sin tregua por la revalorización humana del votante, invitándolo a discernir libremente y en conciencia para que se exprese, haciéndose directo responsable y defensor de ese derecho. Esto, según el Comité, es la clave elemental, olvidada y postergada, para la forja de una democracia verdadera, que sea fundamento de la paz.
Frydnes señaló que "la democracia es más que una forma de gobierno", y que en el "núcleo de la lucha por la democracia brilla una simple verdad: la democracia es más que una forma de gobierno". Esto contextualiza el quehacer exitoso de Machado en Venezuela, donde ha enfrentado la lógica del poder republicano basada en mitos como el caudillismo o el "gendarme necesario", así como la reafirmación de los partidos como maquinarias de gestión y reparto del poder, dejando atrás su finalidad de servir a una causa.
La sentencia de Oslo es concluyente: "María Corina Machado y la oposición venezolana han encendido una llama que ninguna tortura, ninguna mentira y ningún miedo podrán apagar". Este reconocimiento llega tras 25 años de indiferencia internacional sobre la verdad de Venezuela, urgida de paz y de un renacimiento democrático. El Comité Nobel expresó su deseo de que "amanezca una nueva era" en el país.












