El país sudamericano experimenta un profundo cambio político con la victoria del candidato de extrema derecha José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile. Kast, quien mantiene estrechos vínculos con el movimiento MAGA de Donald Trump y es admirador del autócrata húngaro Viktor Orbán, se impuso en el balotaje con un discurso centrado en la seguridad y el control de la inmigración.
La victoria de Kast representa el giro más pronunciado hacia la derecha en Chile desde el fin de la dictadura militar de Augusto Pinochet en 1990. Según diversos análisis, el repentino aumento de la delincuencia y la percepción de inseguridad entre los chilenos, sumado a la creciente inmigración, especialmente de venezolanos, fueron factores clave en el triunfo del candidato de extrema derecha.
Kast, quien en el pasado se ha mostrado abiertamente favorable a la dictadura de Pinochet, ha prometido recortes drásticos en el gasto público y la reducción del aparato estatal. Su ascenso al poder plantea ahora un desafío a la política exterior alemana, que deberá encontrar un equilibrio entre la defensa de los valores democráticos y el mantenimiento de importantes relaciones diplomáticas y económicas con Chile.
Los próximos meses serán decisivos para ver cómo Kast aplica la política que ha anunciado y en qué medida está dispuesto a cooperar con los socios europeos. La comunidad internacional observará de cerca el desarrollo político en Chile bajo el nuevo gobierno de extrema derecha.
