Acusación contra juez suspendido avanza al Senado en señal transversal contra la corrupción judicial

En un hecho sin precedentes, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la admisibilidad de la acusación constitucional contra el suspendido ministro de la Corte Suprema, Diego Simpertigue, en medio de la profunda crisis que atraviesa el Poder Judicial. Esta decisión, que ahora pasa al Senado, se suma al respaldo unánime de la Suprema a Gloria Ana Chevesich como su nueva presidenta, en una señal clara de que no hay espacio para la corrupción.

La votación en la Cámara Baja fue categórica, con 132 votos a favor y ninguno en contra. Tanto el oficialismo como la oposición actuaron como un solo bloque frente a un caso que, para la mayoría, no admite defensas políticas. La diputada Maite Orsini, presidenta de la comisión revisora de la acusación, destacó que en sus ocho años como parlamentaria no había visto una acusación constitucional con un respaldo tan transversal.

El telón de fondo es el llamado caso Muñeca Bielorrusa, una arista del caso Hermosilla, que golpeó directamente al corazón del máximo tribunal. Simpertigue quedó bajo la lupa por sus vínculos con los abogados Eduardo Lagos y Mario Vargas, ambos hoy en prisión preventiva, y por un viaje realizado junto a ellos pocos días después de que la Corte Suprema fallara a favor del consorcio chileno-bielorruso Belaz Movitec en un millonario litigio contra Codelco.

La contundencia del respaldo político fue leída como una señal contra la impunidad. Ahora, el Senado actuará como jurado y tendrá en sus manos el futuro del magistrado: destitución e inhabilidad por cinco años, o absolución.

Esta jornada no puede leerse de manera aislada. Horas antes, el Pleno de la Corte Suprema había elegido de manera unánime a Gloria Ana Chevesich como su nueva presidenta para el bienio 2026-2027, en medio de una crisis de confianza sin precedentes. Chevesich asumirá justo cuando se discute una reforma clave al sistema de nombramientos judiciales y con un nuevo gobierno a días de instalarse.

El mensaje de este lunes fue claro: mientras el sistema se reordena y busca credibilidad, la política decidió, al menos por ahora, hablar con una sola voz frente a la corrupción.