El domingo 14 de diciembre, una tragedia sacudió a la ciudad de Sídney, Australia, cuando un padre y su hijo abrieron fuego contra una multitud que celebraba el Hanukkah en la playa Bondi Beach. El ataque, calificado como terrorista, dejó un saldo de 15 personas muertas y al menos 42 heridas.
La tarde del domingo, cientos de miembros de la comunidad judía se encontraban reunidos en la popular playa Bondi Beach para una celebración de Janucá, cuando los dos agresores arribaron y comenzaron a disparar contra los presentes. Testigos presenciales relataron que en un primer momento confundieron los disparos con fuegos artificiales, hasta que el caos se apoderó del lugar y las personas comenzaron a huir en diferentes direcciones.
Según las autoridades, el padre de 50 años perdió la vida durante el ataque, mientras que el hijo de 24 años se encuentra hospitalizado tras haber sido neutralizado. La policía informó que en un vehículo vinculado al sospechoso fallecido se encontraron "artefactos explosivos improvisados", lo que confirmó que se trató de un acto terrorista.
Entre las víctimas mortales se encuentra Eli Schlanger, un rabino asistente de 41 años en el centro cultural judío Chabad de Bondi, quien dejó cinco hijos huérfanos. Otro de los héroes de la tragedia fue Ahmed al Ahmed, un vendedor de frutas de 43 años que logró forcejear con uno de los atacantes y arrebatarle el arma, salvando así muchas vidas.
Tras el atentado, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, condenó el ataque y lo calificó como "dirigido contra los judíos australianos" durante una festividad que debió ser "un día de alegría". Además, anunció que se reunirá con los gobernadores de los estados y territorios para endurecer las leyes sobre tenencia de armas en todo el país.
Este hecho se suma a la lista de tiroteos masivos que han sacudido a Australia en los últimos años, a pesar de las estrictas regulaciones sobre armas de fuego implementadas en el país desde 1996, después de que un individuo matara a 35 personas en la localidad turística de Port Arthur.
La comunidad judía de Sídney y el país en general se encuentran conmocionados por este trágico suceso, que ha reabierto el debate sobre la seguridad y el control de armas en Australia.
