La reducción de células NK, conocidas como "células asesinas naturales", puede comprometer el funcionamiento del sistema inmunitario y favorecer la aparición de infecciones, enfermedades crónicas, trastornos inflamatorios e incluso ciertos tipos de cáncer, según un estudio realizado por investigadores de Arabia Saudita.
El estudio, publicado en la revista Frontiers in Immunology, analizó a 60 estudiantes universitarias de entre 17 y 23 años. Más de la mitad (53%) reportó trastornos del sueño compatibles con insomnio, mientras que el 75% afirmó presentar ansiedad, de los cuales el 17% describió síntomas moderados y el 13% graves.
Los resultados revelaron una relación directa entre estos trastornos y una reducción significativa de las células NK, tanto en su recuento total como en sus dos principales subtipos: CD16+CD56dim, responsables de la citotoxicidad, y CD16+CD56high, implicadas en la regulación inmunitaria.
"Observamos que los estudiantes con síntomas de insomnio presentaban un recuento y un porcentaje menores de células NK totales y de sus subpoblaciones", señaló el Dr. Renad Alhamawi, primer autor del estudio y profesor adjunto de inmunología e inmunoterapia en la Universidad de Taibah.
De igual forma, quienes mostraban síntomas de ansiedad generalizada tenían menos células NK circulantes que los participantes sin síntomas. La disminución fue más acusada entre quienes presentaban síntomas moderados y severos.
"Comprender cómo los factores de estrés psicológico afectan a la distribución y actividad de estas células proporciona claves importantes sobre los mecanismos de inflamación y de desarrollo tumoral", explicó Alhamawi.
Investigaciones previas sugieren que un estilo de vida saludable, con actividad física regular, dieta equilibrada y técnicas de gestión del estrés, puede favorecer el aumento y el buen funcionamiento de las células NK. Sin embargo, la ansiedad y el insomnio pueden alterar múltiples sistemas del organismo, incluido el inmunitario, y afectar de manera significativa la salud general.
"Estos impactos comprometen finalmente la calidad de vida", concluyó Alhamawi. Los autores recomiendan ampliar futuras investigaciones a diferentes edades, sexos y regiones.












