La crisis del sistema de salud en el país es una realidad cada vez más cruda y dolorosa. Más allá de la violencia que azota las calles, existe otra forma de violencia que cobra vidas a diario: la falta de acceso a medicinas y servicios médicos básicos.
Según testimonios recogidos en los hospitales públicos, la situación es desoladora. Pacientes enfrentan agendas de citas médicas de hasta cuatro meses, escasez de insumos y medicamentos, y la presencia de mafias que se lucran con los contratos de salud que nunca cumplen. En medio de este caos, son los más vulnerables quienes pagan el mayor precio, perdiendo la batalla contra enfermedades que podrían ser tratadas.
"Basta con pasearse una hora en cualquiera de los hospitales para ver la realidad. Falta de todo, desde doctores hasta medicinas", comenta una paciente que espera su turno en la sala de emergencias. "Y lo peor es que uno sabe que hay gente que se está aprovechando de esto, robando los recursos que deberían llegar a nosotros".
Los grupos delictivos que operan en el sector salud, a los que se debería llamar "grupos de delincuencia de élite", deben ser combatidos con la misma determinación que se enfrenta a la delincuencia callejera. Sin embargo, son pocos los cabecillas de estas organizaciones que han sido detenidos hasta ahora.
"Son delincuentes de cuello blanco, pero igual de peligrosos que los que usan armas. Están secuestrando el derecho a la salud de todos nosotros", afirma un médico que prefiere mantener el anonimato por temor a represalias.
Mientras tanto, las víctimas continúan sumándose día a día, tanto en las calles como en los pasillos de los hospitales. Una crisis que parece no tener fin y que exige una respuesta urgente de las autoridades para recuperar el control del sistema de salud.












