La provincia de Entre Ríos enfrenta una ola de controles policiales intensos, especialmente en las arterias de ingreso a las ciudades, en vísperas de la temporada navideña. Según informes, solo en una noche se produjeron 21 secuestros de motocicletas, lo que ha generado preocupación entre los habitantes más humildes, quienes dependen de estos vehículos para trasladarse a sus trabajos y llevar a sus hijos a la escuela.
Los controles policiales se han vuelto implacables, aplicando sanciones a todo aquel que carezca de algún requisito, como luces, documentación o licencia de conducir. Esto ha sido percibido por la población como un ataque a los más desfavorecidos, quienes a menudo no cuentan con los recursos para mantener sus vehículos en perfectas condiciones.
"Claro que nadie piensa que las motos son el medio de transporte de la gente más humilde y en ella se traslada a los niños a la escuela y la gente a trabajar. El peso de la ley cae para todos a los que les falte algún foquito, se olvidó el carnet, o no tiene todos los papeles en regla, en fín, el garrote se dirige a los pobres y pega fuerte", señala un testigo.
Además de los controles en las rutas, la Dirección de Prevención y Seguridad Vial de Entre Ríos ha sumado nuevos radares en las vías provinciales y nacionales, con el objetivo de reducir los accidentes por exceso de velocidad. Un informe oficial reveló que en lo que va del año se han registrado 125 víctimas fatales en siniestros viales en la provincia, siendo el exceso de velocidad la principal causa.
Ante este panorama, las autoridades han anunciado refuerzos en los controles durante la temporada de verano, cuando el tránsito aumenta considerablemente. Sin embargo, la población más vulnerable teme verse aún más afectada por estas medidas, que parecen dirigirse principalmente a los sectores más humildes de la sociedad.












