La Cámara de Diputados aprobó esta semana dos leyes que marcarán un nuevo rumbo en la política económica y ambiental del país. Por un lado, la nueva Ley Arancelaria impulsada por la Presidenta Claudia Sheinbaum, que contempla la imposición de aranceles a naciones con las que México no tenga acuerdos comerciales. Por otro, la Ley General de Economía Circular, que busca romper con el modelo lineal de "extraer, producir y desechar" y obligar a las empresas a hacerse cargo de la contaminación de sus productos.
La Ley Arancelaria, que entrará en vigor el 1 de enero de 2026, apunta a mercancías originarias de países como China, Corea del Sur, India, Vietnam, Tailandia, Brasil, Indonesia, Taiwán, Nicaragua, Emiratos Árabes Unidos y Sudáfrica. Si bien la propuesta original se modificó en cerca del 60%, el diputado Miguel Ángel Salim Alle (PAN) aseguró que los cambios "buscan brindar certidumbre y condiciones de mercado justas a los sectores de la industria nacional que enfrentan situaciones de vulnerabilidad".
No obstante, el coordinador priista, Rubén Moreira Valdez, advirtió que el incremento de aranceles a productos como autos puede poner en problemas a la economía mexicana, ya que las industrias consumen importantes cantidades de estas mercancías. Por su parte, Claudia Selene Ávila, de Morena, defendió que "es imperativo proteger el mercado interno y la industria mexicana, cuidando también a las extranjeras con esta reforma, que es integral y equilibrada".
En cuanto a la Ley de Economía Circular, fue aprobada por unanimidad de los seis grupos parlamentarios. Este instrumento busca romper con el modelo lineal de "extraer, producir y desechar" y obligar a las empresas a hacerse cargo de la contaminación de sus productos. Sin embargo, organizaciones de la sociedad civil se manifestaron en contra de la aprobación "en lo oscurito", advirtiendo que el proyecto "no es ambiental" y sólo beneficia a la industria, ya que no se enfoca en prevenir y reducir los residuos, sino en aprovecharlos y quemarlos después de que ya se generaron.
La aprobación de estas dos leyes marca un giro en la política económica y ambiental del país, con implicaciones que aún están por verse. Mientras unos celebran la protección a la industria nacional y el cuidado del medio ambiente, otros advierten sobre posibles consecuencias negativas para la economía y el verdadero impacto de la Ley de Economía Circular.
