A finales de 1958, una serie de acciones coordinadas por el Ejército Rebelde dieron el golpe definitivo que acabó con la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba. Desde la llegada de las columnas invasoras lideradas por Camilo Cienfuegos y el Che Guevara a las provincias centrales, hasta las batallas decisivas de Guisa, Yaguajay y Santa Clara, el relato de estos hechos muestra la estrategia y la disciplina que llevaron al triunfo de la Revolución.
En octubre, la columna número 2 Antonio Maceo, bajo las órdenes de Camilo Cienfuegos, llegó a la provincia de Las Villas. Días después, la columna número 8 guiada por el Che Guevara liberó el poblado de G inia de Miranda, un "fuerte golpe" que demostró los avances del Ejército Rebelde.
En noviembre, se creó el cuarto frente Simón Bolívar, que libró importantes combates en la zona de Las Tunas-Bayamo-Holguín. Por otro lado, tropas del Segundo Frente Frank País, comandadas por Efigenio Amejeiras y Samuel Rodiles, rindieron el cuartel de la Guardia Rural del central Soledad.
Mientras tanto, en La Habana, el estudiante Fulgencio Oroz, militante de la Juventud Socialista, fue detenido, torturado y desaparecido por el régimen de Batista.
En diciembre, se firmó el acto del Pedrero, un acuerdo de cooperación entre el Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular, unificando las fuerzas insurgentes.
En la región oriental, Fidel y Raúl Castro se reunieron para planificar la Operación Santiago, cuyo objetivo era tomar la segunda ciudad más importante del país. Acciones conjuntas de las columnas rebeldes liberaron Fomento, Placetas, Cabaiguán, Sancti Spíritus, Palma Soriano, Jatibonico, Sagua de Tánamo y Holguín.
La batalla decisiva se libró en Santa Clara, donde las fuerzas del Che Guevara avanzaron por la Carretera de Camajuaní. Otro hecho clave fue la Batalla de Guisa, dirigida personalmente por Fidel Castro, en la que cayó el capitán Braulio Coroneaux.
Finalmente, la Batalla de Yaguajay, librada por las tropas de Camilo Cienfuegos, fue una de las más importantes de la ofensiva final. Tras esta victoria, Batista huyó aterrado, y el pueblo cubano festejó el triunfo de la Revolución.











