El trabajo liderado por el astrónomo chileno Rodrigo Herrera-Camus, y publicado en Nature Astronomy, integra los resultados más relevantes obtenidos con las observaciones conjuntas del observatorio ALMA, ubicado en Chile, y el telescopio espacial James Webb (JWST) durante los últimos 3 años.
Los hallazgos revelan que las primeras galaxias y agujeros negros supermasivos asociados a ellas surgieron mucho antes en la historia cósmica de lo que predecían los modelos clásicos. Gracias a la combinación de datos de estos dos poderosos instrumentos, los investigadores pudieron observar con un nivel de detalle sin precedentes cómo se formaron las primeras galaxias, su rápida evolución y enriquecimiento químico.
Entre los principales descubrimientos se encuentra la aparición temprana de polvo interestelar y elementos como carbono, nitrógeno y oxígeno en los primeros cuerpos celestes, así como la detección de discos galácticos bien organizados y agujeros negros supermasivos "bebés" en épocas muy tempranas del universo.
"Tanto en abundancia como en tamaño, estas primeras galaxias emergieron y crecieron mucho más rápido de lo que nuestras simulaciones podrían explicar. Ha sido una verdadera revolución para entender cómo galaxias como la Vía Láctea se formaron tan temprano", explica Herrera-Camus, director del Núcleo Milenio de Galaxias (MINGAL) y académico de la Universidad de Concepción.
El artículo también destaca el rol protagónico que jugará Chile en el estudio del universo temprano gracias a la entrada en operación del Extremely Large Telescope (ELT), que en combinación con ALMA ayudará a revelar con un nivel de detalle sin precedentes cómo se formaron las primeras galaxias.
"Este artículo presenta una visión integrada del Universo primitivo, considerando las investigaciones más relevantes a lo ancho del mundo, para construir un panorama coherente de cómo se forman las primeras galaxias, cómo se enriquecen en metales, cómo nacen los primeros discos y cómo crecen los primeros agujeros negros", señala Herrera-Camus.
El estudio fue escrito por un equipo internacional liderado por el astrónomo chileno y publicado en la prestigiosa revista Nature Astronomy, convirtiéndose en una referencia actualizada para el campo de la cosmología y la formación de estructuras en el universo temprano.












