El incendio registrado el 25 de diciembre en un edificio de cinco pisos en el distrito del Rímac, en Lima, ha dejado a al menos 15 familias damnificadas, quienes han tenido que dormir en la calle o buscar refugio improvisado entre vecinos. La tragedia ha puesto en evidencia la problemática de los depósitos clandestinos que operan en la zona, en medio de una cadena de inmuebles utilizados de manera ilegal para almacenar productos altamente inflamables.
Según la información recabada, el fuego se inició en el primer nivel del edificio, donde funcionaban almacenes clandestinos de productos inflamables. En los pisos superiores vivían inquilinos que aseguran haber firmado contratos de alquiler sin saber que el inmueble era utilizado como depósito.
El alcalde del Rímac, Néstor de la Rosa, confirmó que el edificio estaba registrado únicamente como residencial y no contaba con ninguna licencia de funcionamiento para almacenamiento. Indicó que la construcción no tenía autorización municipal, no pagaba tributos y que, pese a ello, albergaba a más de 15 familias y operaba de forma ilegal como depósito.
De la Rosa señaló que esta problemática no es reciente y responde a años de informalidad en la zona vinculada al emporio comercial de Caquetá. Afirmó que el inmueble ha sido clausurado e inhabilitado de manera definitiva, aunque reconoció que pese a los operativos, muchos predios vuelven a operar de manera clandestina, lo que convierte este caso en un tema que también debe ser abordado a nivel fiscal.
Los vecinos cuestionaron la postura del alcalde, asegurando que no solo en esta cuadra, sino también en calles cercanas, funcionan más almacenes similares y que por las noches camiones y tráileres descargan mercadería sin control, lo que evidencia una actividad constante y riesgosa.
Tras las denuncias vecinales, la municipalidad clausuró al menos seis inmuebles cercanos al edificio siniestrado, los cuales también estarían operando como depósitos clandestinos.
Los testimonios de los afectados reflejan miedo e impotencia. Una de las inquilinas señaló que esta zona es una "bomba de tiempo", pues no se trata de un caso aislado, sino de una cadena de inmuebles usados como depósitos de cueros, tecnopor y otros insumos altamente inflamables. Otro afectado relató que perdió documentos, dinero y pertenencias y que nadie los alertó de manera oportuna del incendio.
Hay familias que incluso no son de Lima y hoy permanecen en la calle, sin saber qué podrán recuperar ni cuándo podrán volver a tener un lugar seguro donde vivir. Los vecinos advierten que en toda la zona podrían existir hasta 50 depósitos clandestinos similares y piden fiscalización real, sanciones firmes y operativos permanentes para evitar que otra tragedia como esta vuelva a poner en riesgo la vida de cientos de familias.









