El Real Madrid atraviesa una crisis futbolística que ha puesto en jaque a Xabi Alonso, su entrenador. Pese a la buena clasificación del equipo en la Liga y sus participaciones en otras competiciones, la regresión del juego del conjunto blanco es innegable y remite a múltiples problemas que no parecen tener solución a corto plazo.
La falta de implicación general de los jugadores, los desajustes tácticos recurrentes y la poca claridad ofensiva cuando no hay espacios para correr han limitado el repertorio del Real Madrid, que se encuentra en una encrucijada.
Las sospechas sobre el equipo se han intensificado después del último partido contra el Sevilla, en el que quedaron expuestas las principales debilidades del conjunto de Xabi Alonso. La precariedad defensiva, la presión vacía de contenido y la desconexión entre líneas fueron algunas de las principales deficiencias que se evidenciaron en ese encuentro.
Uno de los principales problemas del Real Madrid es su errática presión, que le ha llevado a registrar en los últimos cinco partidos solo cinco robos en zonas avanzadas por encuentro, cuatro menos que su media anterior. Esto, sumado a los descuidos en las vigilancias de los rivales, ha facilitado que equipos como el Sevilla puedan transitar y atacar con facilidad la espalda de la defensa blanca.
Además, el equipo tampoco se encuentra cómodo con el balón. Funciona a arrebatos individuales, sin una pauta colectiva que favorezca el juego del equipo. Cuando los rivales estrechan las vías de acceso, el Madrid se apaga y apenas genera peligro.
Xabi Alonso tiene un duro reto por delante para recuperar el rumbo de un Real Madrid que parece haber perdido su identidad y que necesita encontrar soluciones rápidas a una crisis que amenaza con prolongarse en el tiempo.











