La cancelación de la Serie del Caribe en Venezuela ha puesto en el centro del debate la situación del béisbol profesional en Panamá. Si bien se descartó la opción de que Panamá fuera sede del evento, la discusión se ha enfocado en las profundas problemáticas que enfrenta este deporte en el país.
Más allá de la posibilidad de albergar un torneo internacional por una semana, el verdadero reto del béisbol panameño radica en construir y sostener una liga profesional activa durante todo el año. Actualmente, Probeis, la liga profesional del país, no se está jugando y no hay señales claras de que vaya a reactivarse pronto.
Las razones son múltiples y complejas, involucrando factores financieros, estructurales y de liderazgo. Si bien la dirigencia ha tenido aciertos y desaciertos, como suele ocurrir en proyectos deportivos de largo aliento, lo cierto es que Probeis logró mantenerse a flote durante unos 15 años, un logro que no debe subestimarse.
Sin embargo, el gran desafío radica en consolidar una liga profesional en la mente del panameño promedio. Hasta el momento, Probeis no se ha posicionado como una competencia esperada, discutida y deseada por los aficionados. Esto se refleja en estadios vacíos, el desinterés del público casual y la cautela de la empresa privada a la hora de brindar patrocinio.
Expertos señalan que la clave para revitalizar el béisbol profesional en Panamá podría estar en una mejor articulación entre el Campeonato Nacional de Béisbol Mayor, que se juega tradicionalmente entre marzo y mayo, y una estructura profesional que permita elevar el nivel sin perder la identidad local. Esto podría generar un mayor sentido de pertenencia y atraer a los peloteros panameños que actúan en ligas del exterior, las sucursales de Grandes Ligas o incluso en la MLB.
El debate sobre la posible no realización de Probeis en 2025 debe ser una oportunidad para que Panamá se cuestione seriamente hacia dónde quiere llevar su béisbol profesional en los próximos años. No se trata solo de nostalgia o quejas, sino de tomar decisiones de fondo que permitan consolidar una liga que sea reconocida, valorada y apoyada por los aficionados y la empresa privada.
El béisbol juvenil en Panamá ha logrado despertar un gran interés y orgullo en la población, lo que demuestra el potencial que tiene este deporte en el país. Ahora el reto es trasladar ese entusiasmo al béisbol profesional, para que Panamá no se conforme con que su torneo por excelencia pierda terreno o se estanque. El futuro del béisbol panameño está en juego, y las decisiones que se tomen en los próximos años serán cruciales para su revitalización.











