Esteven Jhair Gutiérrez Valenzuela, de 18 años, se ha fascinado por el compañerismo y la solidaridad que ofrece el rugby, deporte en el que anhela jugar para la selección mayor y competir en el ciclo olímpico.
Gutiérrez, quien forma parte de la cantera del rugby guatemalteco, se destacó desde temprana edad por sus cualidades físicas y su deseo constante de superación. A los 15 años, dejó el fútbol por el rugby, deporte que lo cautivó de inmediato por su ambiente de camaradería.
"Me llamó la atención que a pesar de no saber cómo desempeñarme en el campo, siempre me alentaban para seguir aprendiendo. Sentí de inmediato el compañerismo del deporte", confiesa el joven jugador.
Si bien el rugby es un deporte de pleno contacto, lo que le genera ciertos nervios al momento de jugar, Esteven ha logrado controlarlos poco a poco. Incluso, su familia se asombraba al verlo llegar con golpes, pero siempre lo apoyaron porque sabían que le apasionaba.
En su corta trayectoria, Esteven ha vivido momentos de gran satisfacción, como su primera vez representando a Guatemala en un campamento realizado en Colombia. Además, cada vez que anota un try, experimenta una inmensa alegría.
Actualmente, Esteven juega de enlace, una posición en la que debe recibir el balón y distribuirlo a los laterales. Para adentrarse en este deporte, el joven considera que se requieren "muchas ganas de aprender, además de visión y tranquilidad en la toma de decisiones".
Con respecto a sus objetivos en el alto rendimiento, Esteven afirma que su mayor anhelo es ser parte de la selección mayor y competir en el ciclo olímpico. Sus referentes en el rugby mundial son el sudafricano Cheslin Kolbe y el argentino Luciano González, a quienes admira y les inspira a ser un mejor jugador.
Finalmente, Esteven reconoce que siempre lleva presente a su madre, quien falleció antes de que él empezara a jugar rugby. "Todo lo que hago en el deporte se lo dedico a ella", concluye el prometedor jugador guatemalteco.
