Perú es un país bendecido con una impresionante variedad de climas, gracias a su diversa geografía que abarca costa, sierra y selva, además de la influencia de la Cordillera de los Andes y la corriente de Humboldt. Esta riqueza climática convierte a Perú en uno de los territorios con mayor diversidad climática de Sudamérica.
En la costa predominan temperaturas templadas y una humedad alta. Las ciudades costeras como Lima y Trujillo suelen ser el destino preferido de quienes buscan un clima más suave y agradable. Por otro lado, en la sierra los días son soleados, pero las noches pueden ser bastante frías. Arequipa y Cusco, en la sierra sur, ofrecen un clima seco y soleado, ideal para quienes prefieren este tipo de condiciones.
Por su parte, la selva peruana se caracteriza por un clima cálido y lluvioso durante gran parte del año. Regiones como Iquitos y Tarapoto, en la Amazonía, son el hogar de un clima tropical que atrae a aquellos que disfrutan del calor y la humedad.
Esta diversidad climática no solo influye en el turismo, sino también en la agricultura y la vida cotidiana de los peruanos. Cada zona del país ofrece un microclima particular que determina las actividades económicas, los cultivos y los estilos de vida de sus habitantes.
Así, Perú se erige como un destino único, donde los viajeros pueden experimentar una amplia gama de climas en un mismo país, desde las playas templadas de la costa hasta la exuberante selva tropical, pasando por las frías y soleadas ciudades de la sierra. Esta riqueza climática es sin duda uno de los grandes atractivos de este fascinante país sudamericano.












