Mia Goth, la destacada actriz británica, sorprendió a sus seguidores al revelar una fascinante confesión sobre su vida adolescente: su profunda obsesión por la fallecida cantante Amy Winehouse.
Durante una reciente aparición en el programa Jimmy Kimmel Live, Goth relató cómo su devoción por Winehouse la llevó a extremos insólitos, incluyendo vestirse como ella, maquillarse de manera similar y, lo más impactante, llegar a acampar fuera de la casa de la intérprete de "Back to Black" en Londres.
"Hay gente que gusta de Amy Winehouse, hay gente que ama a Amy Winehouse, y luego estoy yo", explicó Goth, dejando en claro que su fascinación por la cantante iba mucho más allá de la admiración común.
La actriz detalló cómo intentó imitar cada aspecto del estilo de Winehouse, desde su característico delineado de ojos hasta el uso de ballerinas. Pero la historia dio un giro aún más sorprendente cuando Goth reveló cómo descubrió dónde vivía la cantante y decidió ir allí durante años, turnándose con tres amigas para vigilar la residencia.
"Llegó a un punto en el que estaba tan decidida a ver a Amy Winehouse que decidimos que teníamos que empezar a acampar fuera de la casa", relató Goth, dejando atónitos a los espectadores.
Incluso hubo un momento en el que Goth se armó de valor y tocó el timbre de la casa de Winehouse, para su sorpresa, la cantante respondió a través del monitor. "Ella dijo: '¡Hola!'. Y yo le digo: '¡Hola, Amy!'", recordó la actriz, quien improvisó una excusa poco convincente sobre tener la guitarra de Winehouse.
A pesar de su obsesión, Goth no logró conocer en persona a la artista, quien falleció en 2011 a los 27 años. Sin embargo, la actriz ha mantenido viva la memoria de Winehouse, considerada una de las figuras más influyentes de la música en las últimas décadas.
Además de esta reveladora anécdota, Goth también habló sobre su experiencia trabajando con el director Guillermo del Toro en la película "Frankenstein". La actriz contó que el cineasta tomó la decisión poco convencional de alojar a todo el equipo de rodaje en un hotel supuestamente embrujado, lo que generó gran expectativa entre los involucrados.
Aunque Goth admitió que estaba "desesperada" por vivir una experiencia paranormal, finalmente se quedó con las ganas, pues no logró ver a ningún fantasma, solo escuchar algunos crujidos. Sin embargo, la anécdota no hizo más que reforzar la imagen de Goth como una actriz con un marcado interés por lo sobrenatural y lo misterioso.
