El fenómeno de los influencers que donan regalos de lujo ha generado un fuerte debate en las redes sociales de Estados Unidos. Mientras algunos celebran el aumento récord de donaciones, otros critican que se esté "lucrando" con la caridad.
Las donaciones navideñas de los famosos han sido tendencia en las últimas semanas. Desde costosos juguetes y electrodomésticos hasta paquetes de alimentos y ropa, los influencers han compartido videos y fotos de sus actos de generosidad con sus millones de seguidores.
Sin embargo, esta práctica ha dividido las opiniones. Por un lado, organizaciones benéficas como el Ejército de Salvación celebran el incremento sin precedentes en las contribuciones. Según sus datos, las donaciones han aumentado significativamente en comparación con años anteriores.
"Estamos muy agradecidos por la generosidad que hemos visto este año. Las donaciones han sido realmente impresionantes y nos han permitido ayudar a más personas necesitadas", declaró un portavoz del Ejército de Salvación.
Pero por otro lado, muchos usuarios de redes sociales han criticado duramente a los influencers, acusándolos de utilizar la caridad con fines de autopromoción y exhibicionismo.
"¿De verdad creen que regalar un iPhone a un niño pobre es un acto de bondad desinteresada? Es puro marketing disfrazado de filantropía", escribió un usuario en Twitter.
Otro comentario decía: "Donar regalos caros solo para subirlo a Instagram y ganar más seguidores es repugnante. Esa no es solidaridad, es vanidad".
Los defensores de los influencers, en cambio, argumentan que, independientemente de las motivaciones, las donaciones siguen beneficiando a quienes más lo necesitan.
"Al final del día, esos regalos van a parar a manos de personas que lo necesitan. ¿Importa realmente si el donante lo hizo por altruismo o por ego?", señaló una usuaria en Facebook.
El debate continúa sin una resolución clara. Mientras unos celebran el aumento de la generosidad, otros cuestionan si detrás de esas acciones se esconde un interés más personal que solidario.












