Un equipo multidisciplinar de astrofísicos, neurocientíficos, ingenieros y músicos ha desarrollado una técnica innovadora que permite "escuchar" la estructura del cerebro humano. Publicado en Nature Scientific Reports, el estudio presenta la primera sonificación de orden superior aplicada a datos de resonancia magnética estructural (RM), transformando información tridimensional del cerebro en sonido.
El proyecto, llamado Cosmic Brain, está dirigido por Francisco-Shu Kitaura, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y de la Universidad de La Laguna. Kitaura y su equipo adaptaron herramientas matemáticas utilizadas originalmente para estudiar la estructura a gran escala del Universo, con el objetivo de comprender el envejecimiento cerebral y apoyar la detección precoz de enfermedades neurodegenerativas.
A partir del análisis avanzado de las imágenes de resonancia magnética, el equipo traduce las variaciones en la estructura del cerebro a una amplia gama de sonidos y notas musicales. "El resultado demuestra que las complejas formas tridimensionales del cerebro pueden convertirse en patrones audibles sin perder apenas información relevante", explica Kitaura.
Este enfoque sienta una base sólida y cuantificable para la sonificación, con potencial para aplicarse también a otros tipos de datos complejos en ámbitos como la ciencia, la ingeniería o la medicina. Además, la sonificación ofrece nuevas vías de accesibilidad, ya que permite a los científicos y médicos con discapacidad visual percibir datos multidimensionales complejos a través del sonido.
La idea del proyecto surgió cuando Emi-Pauline Kitaura, hija del investigador principal, realizó unas prácticas en el grupo de investigación a los 14 años. Su vínculo con la música fue el detonante que llevó al equipo a explorar la sonificación como herramienta de divulgación y análisis científico.
"La técnica de sonificación de orden superior desarrollada en este trabajo ofrece un marco matemático general que, en principio, puede aplicarse a otros tipos de datos complejos y multidimensionales", ha señalado Kitaura. "Esto abre la puerta a su uso en el estudio de sistemas complejos más allá del cerebro humano, especialmente en aquellos casos en los que las estructuras no siguen patrones simples."












