En 2006, el autor publicó un artículo titulado "Trocha Angosta" en el diario El Deber, donde analizaba cómo la mentalidad de "trocha angosta" se había incorporado en las actividades y conductas de los bolivianos. Ahora, 18 años después, el autor reedita el mismo artículo, lamentando que los conceptos vertidos en aquel entonces siguen vigentes, confirmando el estancamiento en el que se encuentra Bolivia.
El término "trocha angosta" hace referencia a la diferencia sustancial entre los ferrocarriles de trocha ancha, que tienen mayor capacidad de transporte, y los de trocha angosta, con obvias limitaciones. El autor sostiene que esta mentalidad de "trocha angosta" se ha extendido a todas las esferas de la vida boliviana, impidiendo una visión de desarrollo a mediano y largo plazo.
Según el autor, mientras que los países emergentes buscan integrarse al mercado internacional, mejorando sus capacidades educativas y tecnológicas, Bolivia sigue anclada en una mentalidad de "satisfacción inmediata" y de imponer criterios en beneficio de unos pocos, en detrimento del progreso y bienestar del país en su conjunto.
El autor lamenta que, a pesar de los cambios profundos y definitorios que vive Bolivia, la mentalidad de "trocha angosta" sigue predominando, alejando al país del contexto global y condenándolo al estancamiento. Concluye que, lamentablemente, no se han producido los cambios de pensamiento y actitud necesarios para superar esta limitación.












